"Esta vida me gusta demasiado, Hazel Grace"
A Jennifer, siempre.
Calificar
como “conmovedora”, “tierna”, o “genial” a “Bajo la misma estrella” es
alejarnos del real valor de este libro que merece adjetivos y líneas más
precisos que describan sus mejores cualidades.
Escrito
por John Green y narrado en primera persona por su protagonista, Hazel Grace nos introducirá en su floreciente
vida a los dieciséis años, sobrellevando un diagnóstico de cáncer con los
relieves que esto implica. Ella, junto con Augustus Waters, -y también con el
mismo diagnostico- emprenderá un viaje a Holanda en búsqueda de su escritor
predilecto para aclarar algunas situaciones sobre su único libro. Antes y
después de dicho viaje se engranarán una serie de eventos que enriquecerán la
historia con diversos matices, manteniendo así una trama muy dinámica en la que
el lector jamás deja de sentirse partícipe.
No
son más de trescientas páginas, un libro muy rico y variado. Muy asequible, se
puede ingerir en menos de una semana.
Deponiendo
el hecho del que este libro se hizo más “conocido” por la película –que aún no
he visto- en suma y afortunadamente, me pareció un trabajo muy bien logrado que
superó mis expectativas y posee numerosos méritos propios. Me parece que J.
Green logró una gran historia en base a que conocía muy bien a todos sus
personajes y en el manejo coherente de las situaciones que propone.
…Hazel,
la adorable Hazel Graze; leerla es un placer, conocerla, reconocerla en la
historia es sumamente nítido. Su personalidad está bien delimitada y se hace
reconocible desde las primeras páginas. Posee una naturaleza que parte de lo
simple para generar entramados. ¿Qué virtudes?, jamás cae en la autocompasión,
muestra una hilaridad genuina y despliega una sensibilidad que no roza con lo
común. Me encantó.
A
pesar de que este libro quizá esté inclinado ligeramente para un adolescente,
la temática no cae en lo gastado de la comedia romántica o la ya de por sí
complicada empresa de abordar aspectos como la vida o la muerte. El aspecto a resaltar es que es una lectura
bastante accesible, son numerosas las notas que uno puede hacer al margen –si
lo desea- y que tienen una aplicación asombrosa en la cotidianidad.
-Cuéntame tu historia –me pidió
mientras se sentaba a mi lado, a una distancia prudente.
-Ya te he contado mi historia. Me
diagnosticaron cáncer cuando…
-No, no la historia de tu cáncer.
Tu historia. Lo que te interesa, tus aficiones, tus pasiones, tus manías, etc.
-Pues…
-No me digas que eres una de esas
personas que se convierten en su enfermedad. Conozco a muchos. Es
descorazonador. El cáncer es un negocio en expansión, ¿no? El negocio de absorber
a la gente. Pero seguro que no les has permitido que lo consigan antes de
tiempo (…)
Cómo
argumentaba anteriormente, la historia no cae en lugares comunes y su desarrollo
es inteligente. En el párrafo anterior se atestigua la frescura del libro, que
por la historia planteada, uno podría pensar en una trama desgarradora, triste,
o que llamara a la compasión y tragedia. Pero no, no es así, John Green logra
un enfoque distinto en su narración en base al sentido del humor e inmejorable
personificación de sus caracteres. Esa frase “No me digas que eres de las
personas que se convierten en su enfermedad” me pareció remarcable. ¿Cuántas
personas no se convierten en sus enfermedades, y que ni siquiera tienen la
magnitud de tener cáncer? ¿Cuántas, que son puras quejas, achaques, alegatos,
etc? Sí, de ese tipo de gente que publica sus conflictos en Facebook, que se
quejan porque es lunes, porque no les gusta su trabajo, and so on. No nos interesa.
Compartiendo
más sobre lo que este libro me dejó fue que pude comprender acaso un poco mejor
a aquellas personas que han padecido o padece esta enfermedad. Es un amplio
espectro de situaciones que van desde lo orgánico hasta otras esferas
impensables, pero bueno, esto fue el crecimiento personal que el libro me
dejó, y que sin duda será distinto para cada lector, si así lo quiere.
En
suma, fue una lectura agradable y por momentos rozó en lo bello. Forma
contrastes y relieves atractivos, exponiendo contrariedades y momentos radiantes
como en la vida real. Quizá algo que
le resta un poco de mérito es que el capítulo 9 está de más, y para cerciorarme lo
releí hasta tres veces, como me parece que también sucede con el 14 y 15; no
recuerdo bien. Posiblemente la depleción de esas partes nos hubiera dado una
lectura más ágil todavía, y que aun así, no sería necesario.
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