martes, 12 de agosto de 2014

Atestiguándome

Ya había terminado de correr, e iba por la tercera repetición de "cristos" en el desvencijado pasamanos de la unidad habitacional.
Una niña, que ya había visto a lo lejos, se me acercó. "Tal vez esté loca", pensé para mis adentros. Era morena, menos de 1.30 de estatura, tenía la mirada divagante y hablaba sola. Venía con dos perros.
-¿Haces ejercicios así? -Me dijo moviendo un brazo.
-Sí -Le dije.
¿Y para que haces ejercicio?
-Para estar saludable.
Continué con otra repetición, cuando terminé me dijo:
-¿Ese perro es tuyo? -Me dijo señalando al mayor de los dos perros que la seguían.
-No, no es mío.
-Tiene algo en la pierna -Dijo señalandolo.
Yo ya sólo me encontraba estirando.
-Oye te invito a mi cumpleaños, es por allá, a ver si vas.
-Sí, gracias -Le respondí.
La niña se fue, como también yo me retiré. Cuando voltee estaba encima de una patineta, sosteniendo un equilibrio inmejorable. Y ahora veo porque Yisus estaba mamado, todo es gracias a los "cristos". Le hacen honor al nombre.


lunes, 11 de agosto de 2014

Cotidianidad, nota en el transporte público.

Muchas veces me había propuesto comenzar una serie de entradas para escribir sobre lo cotidiano, para diseccionar el "día a dia"
Haré el mejor esfuerzo para que esto resulte si no fructífero, sí constante, pues son algunas notas mentales sobre las que me parece vale la pena escribir, ya que en su momento capturaron mis sentidos, deduje algo o me hizo intuir algúna concepción.

Pues bien,
había salido de mi casa en la tarde, ya lloviendo. Tomé el transporte público y el agucero arreció. Se oía la música de banda del chofer, un par de pláticas y los demás que íbamos sólos como maldiciendo el clima. Y de todos los pasajeros que íbamos, una chica linda atrajo mi atención. Llevaba un sobrero y botas, más o menos morena, y sentada casi en frente de mi. A diferencia de los demás, ella no iba revisando su teléfono celular, iba cantando. Sí, iba cantando, obvio no en una forma en la que todos se dieran cuenta, si no más bien, cantaba para sí, para su mente, para su alma, movía los labios y ladeaba ligeramente la cabeza. Me pareció hermoso.
¿Que iba escuchando? No lo sé, pero me pareció formidable reservar un espacio en la mente y en los oídos para encontrarse y perderse en sí misma. 
Esto no es publicidad de la manzana, pero llevaba un iPod, ¿que escuchaba?, no creo que sea importante, pero me pareció que con el iPod, independietemente del celular, creaba una esfera únicamente para el sentido del oído, para la gloria de la música, algo como una alcázar donde dividir las constantes demandas del guasap, las actualizaciones del feis, o los tuiteos. 
Por algo de lo anterior es que se me ha metido a la cabeza la idea de poseer ipod, y, que cuando menciono lo anterior, la gente estupefacta me dice: "pero si te compras un iPhone podrías tener la música y telefono todo en uno" Y así, supongo que lo que me tratan de decir es sobre las bondades del iphone. Pero no, yo quiero esa línea divisoria entre algo valioso como la música (y yo), y todo ese entramado de información en las redes.
Como quiera que sea, son apenas algunas concepciones que ya había intuido previamente en mi corteza cerebral. Supongo que la visión de la chica linda disfrutando su música lo detonó. 

Bajé en el Carmen, aún llovía mucho; entré a una sucursal de una cadena comercial de café a leer en lo que amainaba.
Llegué hasta la página 480.

lunes, 21 de julio de 2014

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER, Milan Kundera

“La insoportable levedad del ser”, novela escrita originalmente en francés por el checo Milan Kundera, se desarrolla en la época de la antigua Checoslovaquia invadida por la Rusia comunista. Sin tratar de ahondar demasiado en la trama, es una historia de amor centrada en cuatro protagonistas –Tomas, Teresa, Sabina y Franz- interrelacionados en un decurso de varios años que abarcarán la vida de cada uno en lo que concierne a distintos ámbitos como el amor, la soledad, la vejez, la memoria, así como la identidad personal. Tomás y Teresa, casados, componen un matrimonio que se desarrolla entre las infidelidades de él y la inseguridad y tormentos de ella. Sabina, una de las tantas amantes de Tomás, es la menos compleja –en apariencia- en cuanto a mantener relaciones con hombres casados, y cuyo  desapego y deseo ambivalentes por Franz, repercutirán inevitablemente en él así como en la vida y esposa del mismo.
Se ha dicho que “La insoportable levedad del ser” es una novela filosófica, sin embargo, su autor ha negado este hecho. Sin profundizar en esa cuestión, lo cierto es que esta obra tiene su grado complejidad. Efectivamente, se enriquece con algunos conceptos filosóficos, además de que elementos como el sueño, las pesadillas o cierto grado de lirismo son recursos que el autor usó con recurrencia. En resumen, es un libro que narra sobre la vida y sus componentes que oscilan entre el cambio y lo inmutable, de la vida que pulsa en diversos escondrijos como el “ser”, las personas con las que nos relacionamos, las épocas, las memorias indelebles, etc; hasta que algo –o la vida misma- se detiene.

Profundizando en sus líneas, es una trama que habla de la vida en todos su derroteros (el amor, el trabajo, las relaciones interpesonales o las decisiones, etc.) El estilo es en general algo lúgubre, dónde en ciertos pasajes el dolor se acentúa más gracias a los recuerdos arraigados, o las introspecciones que salen a flote en la memoria de los personajes. Da la sensación de que cada uno de ellos ha sufrido alguna derrota. De todos, leí a Teresa cómo la más nítida. Acomplejada, lucha entre fantasmas, tristeza y visiones para estar vigente en sus circunstancias. Igualmente, buscó ser valiente y  ampliar sus lindes. De esta forma, Teresa escapa de la hostil casa de su madre en un pueblo intrascendente, pero a menudo, algún recuerdo tortuoso se colará a su mente, haciéndola sentir todavía presa del pasado, “de la madre”.



Este libro es como un espejo. Se descifran conceptos como la rutina, de esa rutina mortal a la que se puede acostumbrar las personas pero anquilosa a largo plazo. Muchos pasajes son esos reflejos de cotidianidad que podemos constatar, ya sea en nuestra vida o en la vida de otros. De este modo, un punto que me pareció muy acertado, fue señalar a Karenin (el perro de Tomás y Teresa) como un común denominador o señuelo de dicha cotidianidad. Es gracias a Karenin cómo Tomas y Teresa reflexionan sobre su vida juntos, sobre una decisión de no tener hijos, y cómo todo se va incorporando gradualmente al pasado, o bien, sumándose al futuro en una aparente -e insoportable- naturalidad. 
Sumado a lo anterior, otra parte que me arrobó fue la escena dónde Tomás va a limpiar ventanas a casa de una mujer, (la mujer cigüeña-jirafa). Aquí, el diálogo es tan suficiente que uno ya intuye el hermoso sexo insinuado. Y escribí suficiente porque nada suena falso, ni hay comentarios o ademanes de hagan sobrecargada la escena. Cito el texto:



(...)Lo observaba con una mirada insistente, atenta e indagadora, en la que no faltaba un destello de inteligente ironia.
-Adelante, doctor –dijo.
Comprendió que la mujer sabía quién era él. Prefirió, sin embargo, no reaccionar y preguntó:
-¿Dónde podría llenar el cubo de agua?
Le abrió la puerta del cuarto de baño. Se encontró con el lavabo, la bañera y la taza del váter(…)
La mujer que parecía jirafa y cigüeña sonreía, sus ojos se entrecerraban, de modo que todo lo que decía parecía lleno de un sentido oculto de ironía.
-El cuarto de baño está a su completa disposición, doctor –dijo-. Puede hacer con él lo que le plazca.
-¿Puedo incluso bañarme?- Preguntó Tomas.
-¿Le gusta bañarse? –le preguntó.
Llenó el cubo de agua caliente y regresó al salón.
-¿Por dónde quiere que empiece?
-Eso sólo depende de usted –se encogió de hombros.
-¿Puedo ver las ventanas de las demás habitaciones?
-¿Quiere conocer mi casa? –sonrió, como si lo de limpiar las ventanas fuese una manía de él que no tuviese interés para ella.
Entró en la habitación contigua. Era un dormitorio(…)
Al regresar había una botella abierta encima de la mesa con dos vasos.
-¿No prefiere reponer fuerzas antes de semejante trabajo? –Preguntó ella.
-Encantado –Dijo Tomás y se sentó.
-Tiene que ser una experiencia interesante para usted conocer tantas casas –Dijo.
-No está mal –dijo Tomás.
-En todas partes le esperan mujeres cuyos maridos están trabajando-
-Son mucho más frecuentes las abuelas y las suegras –dijo Tomás(…)


No he leído ningún otro libro de Kundera, y por este, no diría que el diálogo es de sus principales virtudes. Pero en lo anterior me pareció que el resultado es perfecto, todo es tal cual, translúcido en su dimensión.


Esta obra puede sugerir reflexiones, el autor las propone y abundan. Al final, más allá de todos los conceptos profundos que hayan, lo mejor es que fue un trabajo de buena calidad del que seguro haré al menos otra relectura. Confieso que sentí calar hondo ciertas líneas, que se me agolparon en el pecho y la garganta algunas palabras, sus imágenes y sus ecos. Después de eso, necesito algo menos lúcido y violento. Algo soft porque es de esos libros que dejan impresiones hondas.





lunes, 7 de julio de 2014

Reseña: EN EL CAMINO, Jack Kerouac

Jack Kerouack (Masachusetts, 1922 - Florida,1969)


"En el camino", novela escrita por Jack Kerouac y publicada en 1957, nos adentra en la historia de Sal Paradise y Dean Moriarty en un viaje sin propósito; pletórico de ambiciones difusas, esperanzas fuertes y descubrimiento personal a lo largo de una ruta sin ruta. La travesía comprenderá vagamente desde Nueva York hasta San Francisco, pasando por las emblemáticas Texas, Chicago y Las Vegas, además de un enigmático México. Esta narración, que es considerada la principal de Kerouac, nos muestra una visión distinta del clásico sueño de la perfecta vida americana. "En el camino": la carretera es el objetivo y el viaje en sí. Hay sexo, alcohol, marihuana, y esa necesidad de salir, de irse. Todo se engrana entre reuniones hipsters, cierto jazz mood y la no pertenencia a nadie ni a nada. Es una viaje de mochilazo, autos forzados al máximo en autopista, e indispensable tiempo para beber cerveza, fumar, conversar e improvisar para volver al camino. El stablishment y lo classy no tienen aparición y no son el adepto. 
Un dato interesante es que este viaje sí fue realizado por J.Kerouac junto con los escritores William Burroughs y Allen Gigsberg, además de Neal Cassady. Así, la obra de cada uno se emparenta en diverso grado, conformando  el denominado movimiento beat (beatnik).







¿Y podríamos ir más allá de este libro?, ¿o de los libros en si?;  ¿del mero acto -monstruoso, por cierto- de escribir y leer? Sí, seguro que sí, y por lo que mi experiencia me dice, la lectura y reflexión de este trabajo de Kerouac es un inmejorable ejemplo. Citando a J. E. Pacheco para justificarme, -No leemos a otros, nos leemos en ellos- quiero apuntar que me he leído leyendo "En el camino". Me he visto las veces que he viajado, y todas las veces que quisiera viajar, y las veces en que la vida me ha ocurrido más intensamente. El viaje siempre es magia y memoria pulsante. "En el camino" nos sugiere la interacción con todo a nuestro al rededor, con la gente interesante que uno puede conocer, o bien, con los que uno puede coincidir en los diversos planos mentales. Viajar es cometer imprecisiones, soltarse y quizá intuir que tal vez no es tiempo para echar raíces definitivamente.






La edición que adquirí fue de Editorial Anagrama, que según tengo entendido, es española. Cómo lector mexicano estuve algo inconforme con la traducción, pero bueno, es un hecho deleznable, puesto que obviamente la misma traducción sería distinta según el origen del traductor al español. Recomendaría que quien tenga la oportunidad de leerla en su idioma original, que es el inglés, lo haga. Seguro que sonará más natural en lugar de "tio", o "cagoendios" (o eso).




viernes, 27 de junio de 2014

LOS CÍRCULOS DE CAFÉ



Le doy un sorbo al café,
al dejar la taza sobre un montón de hojas
una gota escurre por su costado,
queda un semicírculo debajo, pálido,
casi perfecto.
Me aparto del instante
lo demás reaparece.
Hoy acepto mejor las tardes lluviosas,
en las aceras anegadas
no quiero que el tiempo muera sin mí.
Bebo otro sorbo, paladeo la incertidumbre,
el repiqueteo en la ventana
amortigua las voces,
crea silencio en mis labios.
Ojalá el agua limpiara los ecos
mi soledad es los efluvios caprichosos de la calle,
arrastrando páginas y conspiraciones,
y la hojarasca de la memoria.
Aún no se definir mi caos
pero no tengo prisa por una disección lúcida
de cada fascia y corteza de mi introspección.
Prefiero la inmediatez, una penumbra moderada;
en la noche lluviosa
la Derrota y Tristeza aquí
sirviéndome un scotch
después del sexo casual o su premeditación.
De las semanas que escurren vertiginosas
la incertidumbre es el separador de los días.
Las tardes lucen iguales
excepto si llueve.
Todo es intermitencia,
hasta estos círculos de café. 

martes, 27 de mayo de 2014

DIOSES Y MONSTRUOS

"Ser poeta no es ambición mía, es mi manera de estar solo" - Fernando Pessoa

"Life imitates art" -Lana del Rey




Herencia

He confrontado conciencias desfasadas y vigentes
oráculos de prodigiosos mundos
vestigios de maldiciones y presagios
gracias al trazo de los dioses y monstruos.
Entre los días, todos los días             dominan las sucesiones
de imágenes
            de hitos
                        de secretos caminos en el alma
que convergen en los intersticios
dónde los dioses y monstruos habitan
tendiéndome sus manos nebulosas
para estrechar el coraje o elegir el miedo.
Dónde conocí el odio, hiriendo rostros,
sentí también la complejidad del amor y su entramado
hacia mis dedos trémulos, impetuosos,
que por más escritura prolongaran
no sería más que un parcial desapego de los dioses y monstruos.
De esta tierra moldeé los primigenios instantes
que a la postre serían las reverberaciones,
miedo circundante, visiones lejanas,
intuición,
el deseo, la materia de lo fugaz y perdurable;
al erigir mis ciudades sin nombre
donde el viento tergiversa la memoria
y disemina la insania y el delirio.



Dioses

Desde donde el viento musitó las certezas
llegan a mi las voces intermitentes
invitándome a entrar en los umbrales luminosos…
¿podría ser la certidumbre de mi cordura,
la justificación de ser en el universo?
Los dioses no se han extinto en mí,
ufanos de mi gloria y mi caída,
disgregaron el centro de todos mis actos.
He vislumbrado el camino de vuelta de los muertos
dónde hoy ya no le temo a la vastedad del cielo.



Monstruos

Me dieron la sed que no necesitaba
mis espejismos
la voluptuosidad
whiskey, cerveza, prejuicios…
Sensibilidad a los contornos,
a los matices, a buscar el dolor
deshaciendo las líneas de mi mano.
Otorgándome las preguntas
fue su única maldición.
De sus mareas se quedan los fantasmas
las osamentas y los ecos turbios,
que me llaman, me llaman a que flote
en las aguas donde uno muere incompleto.
Saben de mi necesidad de silencio
esas voces que no son voces
que escucho pero no son mías.
Nunca respuestas
cada vez más preguntas.
¿Por qué me masturbo con las sombras?
¿Por qué vislumbro los estragos?
Cada minuto turbulento espera su turno
y este llegó ya.



***

Hoy necesito dormir afuera de mi
verme de lejos
desde la otra orilla de la noche,
en la transición difusa del sueño y la vigilia
para poder reescribir los renglones torcidos,
asumir el espacio del silencio
y descifrarme en laberintos subconscientes.
En los dioses y monstruos
sentí la ambigüedad, los espectros,
el placer entre los muslos de mujeres de espuma.
Los dioses y monstruos
me dieron las páginas y los espejos,
añadiendo la maldición de mi escritura,
puta, pretenciosa, finita,
que trata de abarcar todo en su cadencia,
al menos yo,
entiendo mejor los reflejos.



***

En este enfrentamiento con el mundo
he de lograr la emancipación
de los lazos
de la otra vida y sus raíces anacrónicas,
para beber siquiera a sorbos
el dolor, la fama y la gloria,
o un cauce ecléctico,
al menos póstumos.
Quizá Dios esté muerto
            o disperso
                        incomprensible aún.
Quizá los demonios sólo se escondan bajo la cama
en las grietas de la memoria
            o ellos seamos nosotros.
Aún no pierdo mi instinto
de temer la muerte en vida,
de odiar mi anquilosamiento en las crisálidas,

            ¿porque no agonizar mientras despierto?

domingo, 6 de abril de 2014

EL HOMBRE MEDIOCRE, José Ingenieros

"La genialidad es una coincidencia"


Acabo de leer "El hombre mediocre", de José Ingenieros. Librillo que alguna vez me habían recomendado, pero del que no sabía gran cosa así como tampoco de su autor.

La naturaleza de la obra es un tanto filosófica, sin embargo, no es tan ilegible y uno puede ir siguiendo el flujo de ideas de manera continua para obtener alguna conclusión, ejemplo o aplicación a nuestra cauce cotidiano. En general, "El hombre mediocre" versa sobre la conducta humana en los niveles de genio y talento frente a la mediocridad, así como algo sobre ideales, llaneza del pensamiento y las acciones y explicaciones consecuentes de ser nosotros. Si se me puede permitir la siguiente reflexión, de cierto modo es un libro de auto-exploración o ayuda para que el que guste sondear su conducta así como los reflejos que vemos en nuestra vida diaria y en la sociedad.  A grosso modo, abarca una serie de análisis que van desde el individuo hasta la sociedad, conjuntando de paso algo sobre política y poder, todo en la medida de las formas de pensar y actuar; que pueden ser sobresalientes o promedio.


Disfruté mucho "El hombre mediocre" puesto que hice ese "click" con muchas ideas propuestas, así como logré una conexión con pensamientos que ya había intuido y sentido, pero mi inexperiencia o limitaciones no me permitían concretarlos en líneas o ideas uniformes. Como propuse anteriormente, este libro nos propone adentrarnos en nosotros, en nuestros patrones de conducta, hasta su consecución en la realidad. Se aborda el tema de los errores, que en buena hora argumenta, son necesarios y admitidos para que el individuo alcance la mejoría en un proceso constante donde la perfección va cambiando y requiriendo nuevos adeptos.
Otra de las dualidades que se bordan son los ideales frente a la conducta mediocre y servil. Es por medio de los ideales (ya sean correctos o falsos) que el individuo dejará una estela indeleble tras de sí, y lo hará resaltar de entre esas masas de "hombres mediocres" sumidos en la uniformidad de pensamientos y acciones.
Igualmente, "El hombre mediocre" carga contra la rutina, contra los mismos espacios cotidianos y la vorágine de las ideas imperantes que quiere hundir lo nuevo, las divergencias en cuanto a acciones y pensamientos. De la lectura, extraigo algunas líneas que me parecieron brillantes y lúcidas.

La genialidad es una coincidencia. 
Y a qué sí, a veces la genialidad es un momento de inspiración súbito, y que no obstante, es el trabajo lo que volverá esa a esa genialidad perfección o trascendencia.


Los ideales pueden no ser verdades; son creencias. Su fuerza estriba en sus elementos efectivos; influyen sobre nuestra conducta en la medida de lo que creemos.
¿Y porque no aplicarlo a nuestra vida? ¿Porque no forjar un "ideal" de ser mejores en nuestro trabajo, o para influir positivamente en la vida de los demás? Tener un ideal de ser nuestra mejor versión.


Arístoteles enseñaba que la actividad es un movimiento del ser hacia su propia "entelequia" : su estado de perfección.
Argumentando que muchos conceptos de esta obra están vigentes, y que puede ser fácilmente aplicados a nuestra cotidianidad, ¿cuánta gente no observamos que se encuentra anquilosada? Detenida en el pasado, con las mismas quejas e ideas inmutables. Y que dicho "estancamiento" (tanto intelectual cómo físico) les impide alcanzar esa posible perfección dentro de todos sus posibles destinos (aún siendo a veces el destino inescrutable o no a merced de nuestro completo control).


Sin ideales sería inexplicable la evolución humana. Los hubo y los habrá siempre. Palpitan detrás de todo esfuerzo magnífico realizado por un hombre o por un pueblo. Son faros sucesivos en la evolución mental de los individuos y de las razas. La Imaginación los enciende sobrepasando continuamente a la Experiencia.
¿El ideal de la libertad, de la igualdad, de la paz? Uno puede conjeturar y llevar este ejemplo a muchas versiones y divergencias. Ya es cuestión del lector si uno decide aplicarlo a su vida.

De este modo, "El hombre mediocre", también aborda algunos temas no menos difíciles, tales como la honestidad o la moral. Reproduzco el siguiente fragmento:

Si existiera una moral eterna -y no tantas morales, cuantos son los pueblos-, podría tomarse en serio la leyenda bíblica del árbol cargado de frutos del bien y del mal. Sólo tendríamos dos tipos de hombres: el bueno y el malo, el honesto y el deshonesto, el normal y el inferior, el moral y el inmoral. Pero no es así. Los juicios del valor se transforman: el bien de hoy puede haber sido el mal de ayer, el mal de hoy puede ser el bien de mañana. Y viceversa.

Se invita a sentir los matices, a la apertura de los sentidos para tratar de abstenerse de dicotomías y juicios tajantes o absolutos. Muchas cosas solo son, etiquetarlas de "buenas", "malas", "blancas" "de bien", "puta", ... etc, es limitarlas, no percibir los trasfondos. Pero bueno, ya es de cada quien la póstuma conclusión y/o reflexión.

No sé gran cosa de filosofía o ensayos sobre sociología. Me quedo satisfecho con la lectura de este libro. Quizá algún fallo que le encontré es que abunda en lirismos y prosa, que omitidos, le hubieran conferido a la obra una carácter más inmediato, además de haberse ahorrado páginas.
Aquí termino, citando unas últimas líneas:

Sólo hay juventud en los que trabajan con entusiasmo para el porvenir; por eso los caracteres excelentes pueden persistir sobre el amontonamiento de los años(...) Y no se nace joven: hay que adquirir la juventud. Y sin un Ideal no se adquiere. 




Y unas breves líneas sobre el autor:

 José Ingenieros (1877-1925): médico, masón, psiquiatra, psicólogo, criminólogo, farmacéutico, escritor, docente, filosofo y sociólogo argentino de ascendencia italiana. Se destacó por su influencia entre los estudiantes que protagonizaron la Reforma Universitaria de 1918. El hombre mediocre es un libro publicado en el año 1913. La otra trata sobre la naturaleza del hombre, oponiendo dos tipos de personalidades: la del hombre mediocre y la del idealista, analizando las características morales de cada uno, y las formas y papeles que estos tipos de hombre han adoptado en la historia, la sociedad y la cultura.

...sí, la fuente es la toute-puissante Wikipedia.