Ayer llovía en El Carmen, y más que nunca tuve presente que ya acepto mejor las tardes lluviosas. Aún más, me abrazo a ellas.
martes, 19 de agosto de 2014
jueves, 14 de agosto de 2014
BAJO LA MISMA ESTRELLA, John Green
"Esta vida me gusta demasiado, Hazel Grace"
A Jennifer, siempre.
Calificar
como “conmovedora”, “tierna”, o “genial” a “Bajo la misma estrella” es
alejarnos del real valor de este libro que merece adjetivos y líneas más
precisos que describan sus mejores cualidades.
Escrito
por John Green y narrado en primera persona por su protagonista, Hazel Grace nos introducirá en su floreciente
vida a los dieciséis años, sobrellevando un diagnóstico de cáncer con los
relieves que esto implica. Ella, junto con Augustus Waters, -y también con el
mismo diagnostico- emprenderá un viaje a Holanda en búsqueda de su escritor
predilecto para aclarar algunas situaciones sobre su único libro. Antes y
después de dicho viaje se engranarán una serie de eventos que enriquecerán la
historia con diversos matices, manteniendo así una trama muy dinámica en la que
el lector jamás deja de sentirse partícipe.
No
son más de trescientas páginas, un libro muy rico y variado. Muy asequible, se
puede ingerir en menos de una semana.
Deponiendo
el hecho del que este libro se hizo más “conocido” por la película –que aún no
he visto- en suma y afortunadamente, me pareció un trabajo muy bien logrado que
superó mis expectativas y posee numerosos méritos propios. Me parece que J.
Green logró una gran historia en base a que conocía muy bien a todos sus
personajes y en el manejo coherente de las situaciones que propone.
…Hazel,
la adorable Hazel Graze; leerla es un placer, conocerla, reconocerla en la
historia es sumamente nítido. Su personalidad está bien delimitada y se hace
reconocible desde las primeras páginas. Posee una naturaleza que parte de lo
simple para generar entramados. ¿Qué virtudes?, jamás cae en la autocompasión,
muestra una hilaridad genuina y despliega una sensibilidad que no roza con lo
común. Me encantó.
A
pesar de que este libro quizá esté inclinado ligeramente para un adolescente,
la temática no cae en lo gastado de la comedia romántica o la ya de por sí
complicada empresa de abordar aspectos como la vida o la muerte. El aspecto a resaltar es que es una lectura
bastante accesible, son numerosas las notas que uno puede hacer al margen –si
lo desea- y que tienen una aplicación asombrosa en la cotidianidad.
-Cuéntame tu historia –me pidió
mientras se sentaba a mi lado, a una distancia prudente.
-Ya te he contado mi historia. Me
diagnosticaron cáncer cuando…
-No, no la historia de tu cáncer.
Tu historia. Lo que te interesa, tus aficiones, tus pasiones, tus manías, etc.
-Pues…
-No me digas que eres una de esas
personas que se convierten en su enfermedad. Conozco a muchos. Es
descorazonador. El cáncer es un negocio en expansión, ¿no? El negocio de absorber
a la gente. Pero seguro que no les has permitido que lo consigan antes de
tiempo (…)
Cómo
argumentaba anteriormente, la historia no cae en lugares comunes y su desarrollo
es inteligente. En el párrafo anterior se atestigua la frescura del libro, que
por la historia planteada, uno podría pensar en una trama desgarradora, triste,
o que llamara a la compasión y tragedia. Pero no, no es así, John Green logra
un enfoque distinto en su narración en base al sentido del humor e inmejorable
personificación de sus caracteres. Esa frase “No me digas que eres de las
personas que se convierten en su enfermedad” me pareció remarcable. ¿Cuántas
personas no se convierten en sus enfermedades, y que ni siquiera tienen la
magnitud de tener cáncer? ¿Cuántas, que son puras quejas, achaques, alegatos,
etc? Sí, de ese tipo de gente que publica sus conflictos en Facebook, que se
quejan porque es lunes, porque no les gusta su trabajo, and so on. No nos interesa.
Compartiendo
más sobre lo que este libro me dejó fue que pude comprender acaso un poco mejor
a aquellas personas que han padecido o padece esta enfermedad. Es un amplio
espectro de situaciones que van desde lo orgánico hasta otras esferas
impensables, pero bueno, esto fue el crecimiento personal que el libro me
dejó, y que sin duda será distinto para cada lector, si así lo quiere.
En
suma, fue una lectura agradable y por momentos rozó en lo bello. Forma
contrastes y relieves atractivos, exponiendo contrariedades y momentos radiantes
como en la vida real. Quizá algo que
le resta un poco de mérito es que el capítulo 9 está de más, y para cerciorarme lo
releí hasta tres veces, como me parece que también sucede con el 14 y 15; no
recuerdo bien. Posiblemente la depleción de esas partes nos hubiera dado una
lectura más ágil todavía, y que aun así, no sería necesario.
martes, 12 de agosto de 2014
Atestiguándome
Ya había terminado de correr, e iba por la tercera repetición de "cristos" en el desvencijado pasamanos de la unidad habitacional.
Una niña, que ya había visto a lo lejos, se me acercó. "Tal vez esté loca", pensé para mis adentros. Era morena, menos de 1.30 de estatura, tenía la mirada divagante y hablaba sola. Venía con dos perros.
-¿Haces ejercicios así? -Me dijo moviendo un brazo.
-Sí -Le dije.
¿Y para que haces ejercicio?
-Para estar saludable.
Continué con otra repetición, cuando terminé me dijo:
-¿Ese perro es tuyo? -Me dijo señalando al mayor de los dos perros que la seguían.
-No, no es mío.
-Tiene algo en la pierna -Dijo señalandolo.
Yo ya sólo me encontraba estirando.
-Oye te invito a mi cumpleaños, es por allá, a ver si vas.
-Sí, gracias -Le respondí.
La niña se fue, como también yo me retiré. Cuando voltee estaba encima de una patineta, sosteniendo un equilibrio inmejorable. Y ahora veo porque Yisus estaba mamado, todo es gracias a los "cristos". Le hacen honor al nombre.
lunes, 11 de agosto de 2014
Cotidianidad, nota en el transporte público.
Muchas veces me había propuesto comenzar una serie de entradas para escribir sobre lo cotidiano, para diseccionar el "día a dia"
Haré el mejor esfuerzo para que esto resulte si no fructífero, sí constante, pues son algunas notas mentales sobre las que me parece vale la pena escribir, ya que en su momento capturaron mis sentidos, deduje algo o me hizo intuir algúna concepción.
Pues bien,
había salido de mi casa en la tarde, ya lloviendo. Tomé el transporte público y el agucero arreció. Se oía la música de banda del chofer, un par de pláticas y los demás que íbamos sólos como maldiciendo el clima. Y de todos los pasajeros que íbamos, una chica linda atrajo mi atención. Llevaba un sobrero y botas, más o menos morena, y sentada casi en frente de mi. A diferencia de los demás, ella no iba revisando su teléfono celular, iba cantando. Sí, iba cantando, obvio no en una forma en la que todos se dieran cuenta, si no más bien, cantaba para sí, para su mente, para su alma, movía los labios y ladeaba ligeramente la cabeza. Me pareció hermoso.
¿Que iba escuchando? No lo sé, pero me pareció formidable reservar un espacio en la mente y en los oídos para encontrarse y perderse en sí misma.
Esto no es publicidad de la manzana, pero llevaba un iPod, ¿que escuchaba?, no creo que sea importante, pero me pareció que con el iPod, independietemente del celular, creaba una esfera únicamente para el sentido del oído, para la gloria de la música, algo como una alcázar donde dividir las constantes demandas del guasap, las actualizaciones del feis, o los tuiteos.
Por algo de lo anterior es que se me ha metido a la cabeza la idea de poseer ipod, y, que cuando menciono lo anterior, la gente estupefacta me dice: "pero si te compras un iPhone podrías tener la música y telefono todo en uno" Y así, supongo que lo que me tratan de decir es sobre las bondades del iphone. Pero no, yo quiero esa línea divisoria entre algo valioso como la música (y yo), y todo ese entramado de información en las redes.
Como quiera que sea, son apenas algunas concepciones que ya había intuido previamente en mi corteza cerebral. Supongo que la visión de la chica linda disfrutando su música lo detonó.
Bajé en el Carmen, aún llovía mucho; entré a una sucursal de una cadena comercial de café a leer en lo que amainaba.
Llegué hasta la página 480.
lunes, 21 de julio de 2014
LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER, Milan Kundera
“La
insoportable levedad del ser”, novela escrita originalmente en francés por el
checo Milan Kundera, se desarrolla en la época de la antigua Checoslovaquia
invadida por la Rusia comunista. Sin tratar de ahondar
demasiado en la trama, es una historia de amor centrada en cuatro protagonistas
–Tomas, Teresa, Sabina y Franz- interrelacionados en un decurso de varios años
que abarcarán la vida de cada uno en lo que concierne a distintos ámbitos como
el amor, la soledad, la vejez, la memoria, así como la identidad personal. Tomás
y Teresa, casados, componen un matrimonio que se desarrolla entre las
infidelidades de él y la inseguridad y tormentos de ella. Sabina, una de las
tantas amantes de Tomás, es la menos compleja –en apariencia- en cuanto a mantener
relaciones con hombres casados, y cuyo desapego y deseo ambivalentes por Franz,
repercutirán inevitablemente en él así como en la vida y esposa del mismo.
Se
ha dicho que “La insoportable levedad del ser” es una novela filosófica, sin
embargo, su autor ha negado este hecho. Sin profundizar en esa cuestión, lo
cierto es que esta obra tiene su grado complejidad. Efectivamente, se enriquece
con algunos conceptos filosóficos, además de que elementos como el sueño,
las pesadillas o cierto grado de lirismo son recursos que el autor usó con
recurrencia. En resumen, es un libro que narra sobre la vida y sus componentes
que oscilan entre el cambio y lo inmutable, de la vida que pulsa en diversos
escondrijos como el “ser”, las personas con las que nos relacionamos, las épocas,
las memorias indelebles, etc; hasta que algo –o la vida misma- se detiene.
Profundizando en sus líneas, es una trama que habla
de la vida en todos su derroteros (el amor, el trabajo, las relaciones
interpesonales o las decisiones, etc.) El estilo es en general algo
lúgubre, dónde en ciertos pasajes el dolor se acentúa más gracias a los
recuerdos arraigados, o las introspecciones que salen a flote en la memoria de
los personajes. Da la sensación de que cada uno de ellos ha sufrido alguna
derrota. De todos, leí a Teresa cómo la más nítida. Acomplejada, lucha
entre fantasmas, tristeza y visiones para estar vigente en sus circunstancias. Igualmente,
buscó ser valiente y ampliar sus lindes.
De esta forma, Teresa escapa de la hostil casa de su madre en un pueblo
intrascendente, pero a menudo, algún recuerdo tortuoso se colará a su mente,
haciéndola sentir todavía presa del pasado, “de la madre”.
Este
libro es como un espejo.
Se descifran conceptos como la rutina, de esa rutina mortal a la que se puede
acostumbrar las personas pero anquilosa a largo plazo. Muchos pasajes son esos reflejos de
cotidianidad que podemos constatar, ya sea en nuestra vida o en la vida de
otros. De este modo, un punto que me pareció muy acertado, fue señalar a Karenin (el perro de Tomás y Teresa)
como un común denominador o señuelo de dicha cotidianidad. Es gracias a Karenin cómo Tomas y Teresa reflexionan
sobre su vida juntos, sobre una decisión de no tener hijos, y cómo todo se va
incorporando gradualmente al pasado, o bien, sumándose al futuro en una aparente -e insoportable- naturalidad.
Sumado
a lo anterior, otra parte que me arrobó fue la escena dónde Tomás va a
limpiar ventanas a casa de una mujer, (la mujer cigüeña-jirafa). Aquí, el diálogo
es tan suficiente que uno ya intuye el hermoso sexo insinuado. Y escribí suficiente porque nada suena falso, ni
hay comentarios o ademanes de hagan sobrecargada la escena. Cito el texto:
(...)Lo observaba con una mirada
insistente, atenta e indagadora, en la que no faltaba un destello de
inteligente ironia.
-Adelante, doctor –dijo.
Comprendió que la mujer sabía quién
era él. Prefirió, sin embargo, no reaccionar y preguntó:
-¿Dónde podría llenar el cubo de
agua?
Le abrió la puerta del cuarto de
baño. Se encontró con el lavabo, la bañera y la taza del váter(…)
La mujer que parecía jirafa y
cigüeña sonreía, sus ojos se entrecerraban, de modo que todo lo que decía
parecía lleno de un sentido oculto de ironía.
-El cuarto de baño está a su
completa disposición, doctor –dijo-. Puede hacer con él lo que le plazca.
-¿Puedo incluso bañarme?- Preguntó
Tomas.
-¿Le gusta bañarse? –le preguntó.
Llenó el cubo de agua caliente y
regresó al salón.
-¿Por dónde quiere que empiece?
-Eso sólo depende de usted –se encogió
de hombros.
-¿Puedo ver las ventanas de las
demás habitaciones?
-¿Quiere conocer mi casa? –sonrió,
como si lo de limpiar las ventanas fuese una manía de él que no tuviese interés
para ella.
Entró en la habitación contigua. Era
un dormitorio(…)
Al regresar había una botella
abierta encima de la mesa con dos vasos.
-¿No prefiere reponer fuerzas
antes de semejante trabajo? –Preguntó ella.
-Encantado –Dijo Tomás y se sentó.
-Tiene que ser una experiencia
interesante para usted conocer tantas casas –Dijo.
-No está mal –dijo Tomás.
-En todas partes le esperan
mujeres cuyos maridos están trabajando-
-Son mucho más frecuentes las
abuelas y las suegras –dijo Tomás(…)
No
he leído ningún otro libro de Kundera, y por este, no diría que el diálogo es
de sus principales virtudes. Pero en lo anterior me pareció que el
resultado es perfecto, todo es tal cual, translúcido
en su dimensión.
Esta obra puede sugerir reflexiones, el autor las propone y abundan. Al final, más allá de todos los conceptos profundos que hayan, lo mejor es que
fue un trabajo de buena calidad del que seguro haré al menos otra relectura. Confieso que sentí calar hondo ciertas líneas, que se me agolparon en el pecho y la garganta algunas palabras, sus imágenes y sus ecos. Después de eso, necesito algo menos lúcido y violento. Algo soft porque es de esos libros que dejan impresiones hondas.
lunes, 7 de julio de 2014
Reseña: EN EL CAMINO, Jack Kerouac
Jack Kerouack (Masachusetts, 1922 - Florida,1969)
"En el camino", novela escrita por Jack Kerouac y publicada en 1957, nos adentra en la historia de Sal Paradise y Dean Moriarty en un viaje sin propósito; pletórico de ambiciones difusas, esperanzas fuertes y descubrimiento personal a lo largo de una ruta sin ruta. La travesía comprenderá vagamente desde Nueva York hasta San Francisco, pasando por las emblemáticas Texas, Chicago y Las Vegas, además de un enigmático México. Esta narración, que es considerada la principal de Kerouac, nos muestra una visión distinta del clásico sueño de la perfecta vida americana. "En el camino": la carretera es el objetivo y el viaje en sí. Hay sexo, alcohol, marihuana, y esa necesidad de salir, de irse. Todo se engrana entre reuniones hipsters, cierto jazz mood y la no pertenencia a nadie ni a nada. Es una viaje de mochilazo, autos forzados al máximo en autopista, e indispensable tiempo para beber cerveza, fumar, conversar e improvisar para volver al camino. El stablishment y lo classy no tienen aparición y no son el adepto.
"En el camino", novela escrita por Jack Kerouac y publicada en 1957, nos adentra en la historia de Sal Paradise y Dean Moriarty en un viaje sin propósito; pletórico de ambiciones difusas, esperanzas fuertes y descubrimiento personal a lo largo de una ruta sin ruta. La travesía comprenderá vagamente desde Nueva York hasta San Francisco, pasando por las emblemáticas Texas, Chicago y Las Vegas, además de un enigmático México. Esta narración, que es considerada la principal de Kerouac, nos muestra una visión distinta del clásico sueño de la perfecta vida americana. "En el camino": la carretera es el objetivo y el viaje en sí. Hay sexo, alcohol, marihuana, y esa necesidad de salir, de irse. Todo se engrana entre reuniones hipsters, cierto jazz mood y la no pertenencia a nadie ni a nada. Es una viaje de mochilazo, autos forzados al máximo en autopista, e indispensable tiempo para beber cerveza, fumar, conversar e improvisar para volver al camino. El stablishment y lo classy no tienen aparición y no son el adepto.
Un dato interesante es que este viaje sí fue realizado por J.Kerouac junto con los escritores William Burroughs y Allen Gigsberg, además de Neal Cassady. Así, la obra de cada uno se emparenta en diverso grado, conformando el denominado movimiento beat (beatnik).
¿Y podríamos ir más allá de este libro?, ¿o de los libros en si?; ¿del mero acto -monstruoso, por cierto- de escribir y leer? Sí, seguro que sí, y por lo que mi experiencia me dice, la lectura y reflexión de este trabajo de Kerouac es un inmejorable ejemplo. Citando a J. E. Pacheco para justificarme, -No leemos a otros, nos leemos en ellos- quiero apuntar que me he leído leyendo "En el camino". Me he visto las veces que he viajado, y todas las veces que quisiera viajar, y las veces en que la vida me ha ocurrido más intensamente. El viaje siempre es magia y memoria pulsante. "En el camino" nos sugiere la interacción con todo a nuestro al rededor, con la gente interesante que uno puede conocer, o bien, con los que uno puede coincidir en los diversos planos mentales. Viajar es cometer imprecisiones, soltarse y quizá intuir que tal vez no es tiempo para echar raíces definitivamente.
La edición que adquirí fue de Editorial Anagrama, que según tengo entendido, es española. Cómo lector mexicano estuve algo inconforme con la traducción, pero bueno, es un hecho deleznable, puesto que obviamente la misma traducción sería distinta según el origen del traductor al español. Recomendaría que quien tenga la oportunidad de leerla en su idioma original, que es el inglés, lo haga. Seguro que sonará más natural en lugar de "tio", o "cagoendios" (o eso).
¿Y podríamos ir más allá de este libro?, ¿o de los libros en si?; ¿del mero acto -monstruoso, por cierto- de escribir y leer? Sí, seguro que sí, y por lo que mi experiencia me dice, la lectura y reflexión de este trabajo de Kerouac es un inmejorable ejemplo. Citando a J. E. Pacheco para justificarme, -No leemos a otros, nos leemos en ellos- quiero apuntar que me he leído leyendo "En el camino". Me he visto las veces que he viajado, y todas las veces que quisiera viajar, y las veces en que la vida me ha ocurrido más intensamente. El viaje siempre es magia y memoria pulsante. "En el camino" nos sugiere la interacción con todo a nuestro al rededor, con la gente interesante que uno puede conocer, o bien, con los que uno puede coincidir en los diversos planos mentales. Viajar es cometer imprecisiones, soltarse y quizá intuir que tal vez no es tiempo para echar raíces definitivamente.
La edición que adquirí fue de Editorial Anagrama, que según tengo entendido, es española. Cómo lector mexicano estuve algo inconforme con la traducción, pero bueno, es un hecho deleznable, puesto que obviamente la misma traducción sería distinta según el origen del traductor al español. Recomendaría que quien tenga la oportunidad de leerla en su idioma original, que es el inglés, lo haga. Seguro que sonará más natural en lugar de "tio", o "cagoendios" (o eso).
viernes, 27 de junio de 2014
LOS CÍRCULOS DE CAFÉ
Le doy un sorbo al café,
al dejar la taza sobre un montón de hojas
una gota escurre por su costado,
queda un semicírculo debajo, pálido,
casi perfecto.
Me aparto del instante
lo demás reaparece.
Hoy acepto mejor las tardes lluviosas,
en las aceras anegadas
no quiero que el tiempo muera sin mí.
Bebo otro sorbo, paladeo la incertidumbre,
el repiqueteo en la ventana
amortigua las voces,
crea silencio en mis labios.
Ojalá el agua limpiara los ecos
mi soledad es los efluvios caprichosos de la calle,
arrastrando páginas y conspiraciones,
y la hojarasca de la memoria.
Aún no se definir mi caos
pero no tengo prisa por una disección lúcida
de cada fascia y corteza de mi introspección.
Prefiero la inmediatez, una penumbra moderada;
en la noche lluviosa
la Derrota y Tristeza aquí
sirviéndome un scotch
después del sexo casual o su premeditación.
De las semanas que escurren vertiginosas
la incertidumbre es el separador de los días.
Las tardes lucen iguales
excepto si llueve.
Todo es intermitencia,
hasta estos círculos de café.
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