domingo, 25 de agosto de 2013

EL ABOGADO DEL DIABLO, Morris West

Hace tiempo revisaba una caja que tenía antigüedades de la familia. De entre todo lo que encontré, fotos viejas, recortes de periódicos y objetos diversos; un libro me llamó la atención más por la reseña que por el título:

 "El abogado del diablo" por Morris West. El planteamiento de la novela me pareció audaz e interesante. Nos ubica en la vida de un cura diagnosticado de un cáncer incurable, y que este cura -monseñor Blaise Meredith- se ha dado cuenta de que ha ejercido su sacerdocio, su verdadera vocación, con una frialdad que lo fue apartando de dirigirse a la verdadera esencia del hombre. Su vida transcurrió entre la teología, las bibliotecas y el estudio teórico, apartándose poco a poco del contacto con otras personas y consigo mismo, dicho de otra forma, fue un ser tibio que rehusó a indagar los inextricables caminos del pensamiento y corazón del hombre.
 Es en el trance de su fatal diagnostico cuando se le encomienda como fiscal -como abogado del diablo- para la posible canonización de Giacomo Nerone, un hombre que fue martirizado durante la turbulenta época de la Segunda Guerra Mundial, en una pequeña comunidad rural de Italia. Es durante esta tarea cuando se opera un gran cambio en Blaise Meredith, él se irá acercando poco a poco a lo humano, y por consecuencia, más a su vocación y a sus raíces como hombre: sentir miedo, alegría, nostalgia, desear y valorar la amistad, apreciar la belleza circundante del medio ambiente, de una buena charla, de una mujer. El decurso de la historia nos va mostrando un poco de la época del fascismo en Italia, las contradicciones de las creencias espirituales arraigadas en una pequeña comunidad rural, en fin, problemáticas que hasta hoy prevalecen: el progreso económico y cultural desiguales, las carencias sociales, hasta las tantas vertientes de la religión y la espiritualidad. En general la novela demuestra coherencia, aunque no he investigado mucho del tema, imagino que una canonización requiere mucho tiempo y suficientes "evidencias" según los estándares religiosos. Si bien el fin del libro no es demostrarnos como es tal proceso, sí da a entender que las canonizaciones no solo se tratan de advertir o notar posibles milagros.

Quizá a veces el autor se empeña por aclarar o profundizar en puntos (que podrían ser personales) como la fe, la religión, el sentido de Dios, que entorpecen un poco la historia. Además, la caracterización de ciertos personajes me parece frágil e inverosímil.  En general es una lectura entretenida, no más, de la que extraje la reflexión sobre el grado de pasión o deseo con el queramos desarrollarnos en nuestras vidas, en nuestros trabajos o en lo que sea. Puede ser que muchas veces hayamos sido tibios e imparciales como Blaise Meredith, hasta que un acontecimiento, una plática, o un "algo" (lo qué sea para cada quien) nos despierte del letargo -actúe como un detonante- y nos acerque más a nosotros mismos, a nuestras vocaciones, a nuestros semejantes, parejas o entorno. Así como finaliza la reseña en la contraportada del libro, que me pareció acertada (para mí, aclaro); finalizo esta entrada: "El acercamiento a Dios se hace a través del amor a la criatura humana".

martes, 13 de agosto de 2013

LO ES TODO Y NADA


Lo es todo y nada
asesinar para tenerlo
llorar, mendigar, prostituir
hacerse el desgraciado
trabajar en los cruceros
            (o en donde sea)
para comprar cualquier estupidez en la primera tienda.

Lo es todo y nada
pagar un hospital privado
o sobrevivir en uno público
viendo como unos fallecen
como otros salen
solo viendo…
que lo es todo para estar en un lugar mejor

(quizá Londres o en la sala viendo plácidamente el fútbol).

Lo es todo y nada
vivir pudriéndose en él
morirse en vida
y entonces la muerte
para definitivamente pudrirse.
Lo es todo y nada
mierda, sangre,
cognac o whiskey
y hasta ediciones exquisitas de Ezra Pound.

 

En México tantas ratas lo roban
desde sus madrigueras pútridas (o públicas)
y sin roer bien la carroña.
¿Entonces?
Morimos unos
mueren otros,
sus sombras yacen desparramadas en las calles y en la memoria,
famélicas, con los rasgos de la codicia.
Lo es todo y nada,
yerto en nuestras billeteras
como plusvalía
y siendo una “mejor” navidad para los chicos.
Lo es todo y nada, ese hijo de puta.