jueves, 19 de diciembre de 2013

LOS JUEGOS DEL HAMBRE


Aunque no suelo frecuentar la literatura comercial (más por melindroso  que por ser un verdadero homme des lettres) tampoco creo que sea tan malo leer - de vez en cuando- esos volúmenes que se venden al por mayor y de los que a menudo se producen películas y más dinero.
En este caso me dio curiosidad "Los juegos del hambre", primer tomo de una trilogía que se podría clasificar dentro de los géneros para adolescentes, fantasía y hasta ciencia ficción. Pues bien, mi acercamiento a los hunger games fue porque casualmente vi la película primero, y llegó a mis manos -esa misma noche- el tomo homónimo de la cinta (algo muy borgeano).
Quise conocer y enfrentar el libro únicamente por su valor literario, absteniéndome de pensar en todo el aparato comercial megalómano de la película, las cifras, los dineroS que genere, y la conmoción; etc. De lectura sencilla e inmediata, la historia en general versa sobre una nación en la que alguna vez se rebeló su pueblo, o "los 13 distritos" así denominados en el libro. El gobierno aplasta el levantamiento, y posteriormente para recordar y evitar nuevos alzamientos; se crean los Juegos del Hambre. Dicha conmemoración consiste en que cada pueblo manda a dos representantes (o "tributos", así referido en la historia) para que peleen -y mueran- contra los otros representantes o tributos de cada pueblo o "distrito". El escenario dónde se da el enfrentamiento es algún paraje en el que las batallas son transmitidas por televisión para la gente acaudalada de la capital. Los espectadores están ávidos de sangre, de sufrimiento, de emociones. Al final, el tributo que sobreviva será el ganador. Esta es la esencia de historia.

De este modo, tomando lo anterior, ¿que más se podría decir de la obra? ¿podríamos tomarla  como una crítica social? Me parece que aunque no, sí se acerca mucho a nuestra realidad. Manipulación mediática, la televisión -que aunque no trasmita programas donde la gente se mate- sí usa el morbo, además de otros recursos, como medio para vender sus porquerias; y me refiero principalmente a la televisión abierta mexicana. Este libro está pensado para adolescentes, plantea algunos conflictos y mantiene ciertas dosis de suspenso. Por su puesto, no estamos hablando de un Huxley, Brandbury, Asimov, o Clarke, pero me brindó un momento de lectura amena. Además, me parece que este tipo de libros quizá tengan el mérito de acercar un poco más  a la gente a la lectura, cosa que siempre será mejor que no leer nada. Aceptable y hasta ahí. Habrá que leer el segundo y tercer tomo.