viernes, 27 de junio de 2014

LOS CÍRCULOS DE CAFÉ



Le doy un sorbo al café,
al dejar la taza sobre un montón de hojas
una gota escurre por su costado,
queda un semicírculo debajo, pálido,
casi perfecto.
Me aparto del instante
lo demás reaparece.
Hoy acepto mejor las tardes lluviosas,
en las aceras anegadas
no quiero que el tiempo muera sin mí.
Bebo otro sorbo, paladeo la incertidumbre,
el repiqueteo en la ventana
amortigua las voces,
crea silencio en mis labios.
Ojalá el agua limpiara los ecos
mi soledad es los efluvios caprichosos de la calle,
arrastrando páginas y conspiraciones,
y la hojarasca de la memoria.
Aún no se definir mi caos
pero no tengo prisa por una disección lúcida
de cada fascia y corteza de mi introspección.
Prefiero la inmediatez, una penumbra moderada;
en la noche lluviosa
la Derrota y Tristeza aquí
sirviéndome un scotch
después del sexo casual o su premeditación.
De las semanas que escurren vertiginosas
la incertidumbre es el separador de los días.
Las tardes lucen iguales
excepto si llueve.
Todo es intermitencia,
hasta estos círculos de café.