lunes, 11 de enero de 2010

LO QUE EL MAR DEVUELVE

ºpequeña prosa. Provecho.
ºLe sugerimos que si usted ha tenido momentos recientes en la playa, se mantenga alejado de este texto, puesto que podria haber una reincidencia de sus signos y sintomas
He varado en esta playa con el salitre anquilosando mis articulaciones, mas con la memoria de velero para navegar allende el olvido. A través de las muchas estaciones y mareas, he encallado entre todo lo que devuelve el mar de ti. Y lo que el mar devuelve, no son solo trozos de galeotes y pedazos de coral descalcificado, lo que devuelve son nuestras noches enteras sin dormir, sin respirar, cuando naufragábamos en las superficies de nuestras pieles. El mar regresa los secretos de tu cuerpo hundido en el abismal tiempo, y sé que desde ahí, el limo, las sales y el olvido, han formado líquenes que a veces encuentro en estas playas del silencio. El mar devuelve menguada esperanza y la fatalidad del momento al separarnos en medio del tormentoso océano. Arriba la luna es pálido testigo de esta marea roja, y las estrellas tal vez, sean el inventario de las palabras que poco a poco perdimos en las aguas.
Nos regresa todo, besos robados, caricias al ocaso, e incipientes fragmentos de nuestro sueño: miradas nocturnas, infinitos ángulos de nuestros labios enhebrándose, o los laberintos de nuestras anatomías a la madrugada. Entonces así, la playa se cubre de una estela reminiscente, donde las formas asimétricas de la niebla parecen imitar tu estampa: ligera, suave, pura; soñando libre entre la oscuridad. Fuel el mar nuestro cómplice para amarnos, la marea donde hundirnos en cada uno, el crisol que amalgamaba la febrilidad del deseo, y finalmente; Caribdis para abandonarnos. Tu, en el extremo de un carmín horizonte atardecido; yo, en esta playa donde la espuma intenta decirme vaguedades de ti al tiempo que apenas golpea mi madera podrida. No pretendamos no saber, el mar devuelve pacientemente todo, suspiros, trozos de tu presencia que la arena cubre, la sombra de tus manos; mi delirio, mi nostalgia, a veces fragmentos de espejos donde miro incompletos reflejos de ciertas memorias. El mar devuelve todo, absolutamente todo, incluso, parte de tu osamenta monda roída por el inevitable relego del decurso de los años.

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