viernes, 26 de agosto de 2011

CUATRO: TREGUA

I'm on the road again, tallereando y todo, es más; habrá fecha doble la siguiente semana. Va la cuarta, sobre Puebla, mi Puebla, que ultimamente llora, pero también tiene sus días claros. Je l'aime.






T R E G U A

Hacia el Oeste, el Norte y el Sur/ se han desplegado -y son también la patria- las calles;/ ojalá en los versos que trazo/ estén esas banderas. J.L. Borges.

Finitas perlas de lluvia,
aún incrustadas en oxidadas verjas,
son las cicatrices de una diáfana tarde.
Este cielo en tregua
extiende hasta nuestros pies sus confines;
abarcable en los charcos
se insinúa entre cada rendija, entre cada ventana.
Así,
una nueva envoltura circunda a la ciudad,
si suturas ni rebordes
a las calles exacta se adosa,
a cualquier barrio olvidado
o sobre lo que podríamos llamar aquí.
Apenas de agua quedan murmullos.
La tregua es la continuidad azul de la tarde
hasta la caída de sus cáscaras.
Sangra naranja y rojo horizonte,
y aunque deba morir herido de sombra,
aceptada será la noche si en lo amplío de su cause
encontramos grietas de luz donde rendir nuestra mirada.



2 comentarios:

Alma Mateos Taborda dijo...

Infinitamente bello este poema. Lo he disfrutado mucho. Un abrazo.

Mixha Zizek dijo...

Un poema lleno de imágenes. Un lugar que podría ser cualqyier lugar, eso me gusta de tu poema, al leerlo pensé en mi ciudad y cada imagen que leía la relacionaba con ella. A veces le pido tregua a mi Lima querida por la vida y la que la llevamos,


me encantó leerte y yo hice mi relación a raíz de tu entrada, muy buena