domingo, 2 de marzo de 2014

EN LLAMAS/ CATCHING FIRE





Al fin pude leer "En llamas" o "Catching Fire", que es la continuación de "Los juegos del hambre". No sé si fue un error haber visto antes la película, que me pareció mucho más entretenida que el mismo libro.

SINOPSIS: En "En llamas" Katniss Everdeen y Peeta Mellark han regresado a su lugar de origen, el Distrito 12, envueltos en honor, fama y demagogia. Al haber sido vencedores de los pasados Juegos del Hambre, su vida cambiará radicalmente, y aún más  de lo que ellos podrían imaginar. El valor y personalidad de Katnis, más los hechos acontecidos en los anteriores juegos, han despertado una insurgencia en los otros distritos de Panem. Katnis ni siquiera imagina la magnitud de sus actos; se habla de levantamientos contra el Capitolio, del inicio de una revolución, de un posible Distrito 13... Si esto no fuera suficiente, al siguiente año de la victoria de Katnis y Peeta, se conmemora el Vasallaje de los Veinticinco. Esto quiere decir que ellos nuevamente volverán a la arena para enfrentarse a los vencedores de las anteriores ediciones de los Juegos. Dicho Vasallaje fue implementado así por el Capitolio para que nunca se deje de tener en cuenta que ni siquiera el más fuerte de los rebeldes es rival para el poder del Capitolio. Y a todo este entramado, hay que añadirle el triángulo amoroso de Katnis, Peeta y Gale, digamos, para hacerlo más emocionante, y que espero que en último libro termine de una buena forma. 








Pues bien,  en general me pareció un secuela aceptable. Cómo muchos libros de este tipo, el suspenso se va desenrollando, conviene guardarlo para satisfacer al lector en cada volumen y tenerlo siempre contra las cuerdas hasta dar el golpe final.
Algo que me parece digno de remarcar es el sentido de compasión que muestran Katniss y Peeta por algunos de sus contrincantes caídos: en este caso, me refiero a la muerte de Prue.
Por lo demás, el libro se mantiene en la historia, y nos sigue mostrando cosas bien sabidas de la realidad: podemos ser consumistas, que el gobierno oprime y manipula (ciertos gobiernos más), que la televisión vende morbo, historias fatídicas, y cómo se supone que se supone que debemos de vernos, sentirnos, percibirnos; etc. Y aquí me detengo, porque el caso no es señalar las virtudes/defectos de "En llamas" que pueda presentar en lo social, moral, o cualquier otro atributo de estudio, sino, señalar el mérito literario per se. 
En una sola lectura percibí ciertos "errores", que de igual forma pienso que pueden ocurrir y que en buena hora no le restan valor al libro. Imprecisiones tales como "muertos, para siempre" (¿alguien puede estar muerto temporalmente?), "nieve fresca" (¿entonces hay nieve caliente, fría o al tiempo?) y creo que hasta ahí. No lo sé, a lo mejor fue cosa de la traducción, y en eso no tengo la mínima autoridad. "¿Y para reseñar un libro sí?" -me susurró un pensamiento. Pero bueno.
Igualmente hay ciertos pasajes intrascendentes o insustanciales, que ni siquiera en la vida real tratamos de forma tan casual, ni tan premeditadamente, para muestra cito:

-Bueno, ¿que te pasa? -me pregunta- No se lo puedo decir, así que tiro de la mata de malas hierbas-. Bien, empecemos con algo más básico. ¿No te parece raro que sepa que eres capaz de arriesgar la vida por salvarme...., pero no tenga ni idea de cuál sea tu color favorito?
-Verde, respondo, esbozando poco a poco una sonrisa-. ¿Y el tuyo?
-Naranja.
-¿Naranja? ¿Cómo el pelo de Effie? (...)

Yo me quedé de "¿qué?". No hay sentido ni añade profundidad, y a continuación pasan a hablar sobre los cuadros de Peeta. Aunque bueno, es bien cierto que no cualquier autor puede manejar acertadamente  el arte del diálogo. 

Dejando de lado las cosas quisquillosas que he mencionado, y lo que a mí me parece más grave, es sobre los personajes. Se leen muy llanos, sin complejidad, Suzanne Collins nos dice que es lo que ellos sienten y piensan pero hasta ahí, ninguno se lee como un humano en toda su natura, más bien son fotografías y descripciones de lo que hacen. No me he enamorado de ninguno de ellos, ni he podido percibir el matiz de su carácter, de su humanidad, porque al fin la literatura es la aproximación o el reflejo de lo humano. Bueno, como dije en la entrada anterior, no soy un homme des lettres para profundizar en estos conceptos o hacer conjeturas. Pero me parece que tendré algo de razón, cuando usted lector (cualquier lector) se ha enamorado o llegado a conocer bien algún personaje. En mis veintiséis quizá no habré repasado con profundidad las grandes obras capitales, pero sí he sentido este "enamoramiento", "complicidad", "conocimiento", "adueñamiento" o como sea que le nombren, al leer y conocer un personaje. Puedo decir con seguridad cual es la esencia de Hermione en la saga de Harry Potter, de Holly Golightly en "Desayuno con diamantes", de Holden Caulfield en "El guardián entre el centeno", de Úrsula en "Cien años de soledad" o de Gravoche en "Los miserables". ¿Se entiendo a que quiero llegar con estos ejemplos? Espero que sí, a que percibir lo humano es enriquecernos de matices, y que dichos matices nos harán amar o detestar a cualquier personaje, que a fin de cuentas y como cualquier humano, provocará alguna reacción en nosotros, y esto, no lo he sentido en ninguno de los libros de S. Collins. Y sí, odiar también, porque eso demuestra que ese componente "humano" del personaje está bien trasmitido. Por ejemplo, yo detesté al agrimensor K, en "El castillo" de Kafka (de hecho, tengo una enorme aversión a casi todos los personajes del checo, y sí, hasta del señor Gregorio Samsa). 
Finalmente, es en este punto, dónde para mí falla más el libro (y ya desde el anterior). Quizá fue un error haber visto antes las películas, y también traté de no compararlo con experiencias previas.  No obstante, seguiré con la saga a ver que tal. Posiblemente otro error que haya cometido es haberlo  leído en muchas sesiones camioneras, es decir, en el transporte público y con todas las condicionantes que representa. De cualquier forma, y cómo decía Borges, el fin último fue una lectura hedonista, y también pasé algunos buenos ratos al filo del suspenso. 



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