Waking up all alone, waking up so relieved
-Alkaline Trio
…mi vida, mi amor.
Lo prometí y lo he cumplido, te dije que en todo este tiempo que estuviera ajeno a las vicisitudes de lo mundano; estaríamos juntos, y así fue. Ahora toca partir nuevamente, otra vez, a la rutina, al tedio, a las interminables horas de insomnio que torturan con lento paso en la presencia de tu ausencia. Cuesta tanto trabajo despedirse, no me gusta la mirada que me ofreces. Aquí, tras estos barrotes oxidados del vagón insano en el que viajo, te contemplo pensativo. Eres hermosa, eres pura, cada vez más mía, querida. Tu mirada es triste y serena, se que lo entiendes, sé que lo sabes, hemos de separarnos una vez más. El mundo externo así lo pide, por el momento no puedo ofrecerte otra cosa que el dolor, que la nostalgia; que esta miserable incertidumbre que me condena a esperar nuevos horrores que quieran distanciarnos para siempre, o por lo menos, aún más. Debes saber, mi vida, que lucharé con todo mi ahínco para impedir que pase, aunque la oscuridad, el polvo y las sombras se ciernan sobre mí, en mis adentros mantendré viva la luz que me provea tu recuerdo. Ya puedo sentir a los enemigos, a todos, a los que están afuera y dentro de mí, a los parásitos que querrán envenenarme para pudrir mis cortezas internas con ideas y propósitos que nos desagarren. Amor, ¿me extrañarás? ¿me pensarás?; ¿verás todos los días en la memoria las páginas que hemos escrito?, ya lo creo así. De la misma forma serán los días que ahora vengan, te extrañaré mucho, te pensaré mucho, en cada estantería de mi conciencia abriré cada día un diferente volumen y te recordaré. Veré tus expresiones, tu risa escucharé y hasta podré sentir tu sutil tacto embargándome con alguna bella idea; así, estaremos juntos estando lejos, seremos uno siendo dos y sabré que las tinieblas que puedan rodearme son nada en comparación de lo que hemos erigido. Y de cualquier forma, escribiré todos los pensamientos para ti que hilvane donde sea.
De la locomotora ya sale el bruno humo, los vagones van lento; si, también lo sientes, ya está siendo hora de partir. Aquí tras estos tubos me aferro a ti, y tratamos de contener el llanto, calma, mi querida, seamos pacientes, se que vendrán los días en que ya estemos definitivamente juntos, en que podamos evocar las memorias supuradas y las horas agonizantes cuando yacíamos distantes. Sí, mi vida, es duro, para ti y para mí. No me queda más en estos instantes que sentirte, que gozarte, que dolerte y alejarme, se acercan los bosques sombríos, los parajes lóbregos, aquellas criaturas que quieran retenerme de tus brazos, tengo miedo, mucho. Es necesario, este camino abrupto será nuestra verdadera prueba, la de la conquista; quizá no sea el que parezca más idóneo para nuestra definitiva unión, pero alguien o algo (no sé quién) me dice que aprenderemos tanto, que no perdamos la esperanza y aunque sea la primera y única oportunidad será un buen motivo para mantener nuestros corazones vivos y tener algo en que creer, algo por lo que vivir; y, si es necesario, morir. ¡Ay, mi amor!, las despedidas son amargas, esto es un hasta pronto, pero duele. Hiere la incertidumbre, duele saber que no se sabe, se exudan tantos sentimientos, y duele aún más tener que separar la pluma de esta hoja y dictaminar el sangriento punto final.
Lo prometí y lo he cumplido, te dije que en todo este tiempo que estuviera ajeno a las vicisitudes de lo mundano; estaríamos juntos, y así fue. Ahora toca partir nuevamente, otra vez, a la rutina, al tedio, a las interminables horas de insomnio que torturan con lento paso en la presencia de tu ausencia. Cuesta tanto trabajo despedirse, no me gusta la mirada que me ofreces. Aquí, tras estos barrotes oxidados del vagón insano en el que viajo, te contemplo pensativo. Eres hermosa, eres pura, cada vez más mía, querida. Tu mirada es triste y serena, se que lo entiendes, sé que lo sabes, hemos de separarnos una vez más. El mundo externo así lo pide, por el momento no puedo ofrecerte otra cosa que el dolor, que la nostalgia; que esta miserable incertidumbre que me condena a esperar nuevos horrores que quieran distanciarnos para siempre, o por lo menos, aún más. Debes saber, mi vida, que lucharé con todo mi ahínco para impedir que pase, aunque la oscuridad, el polvo y las sombras se ciernan sobre mí, en mis adentros mantendré viva la luz que me provea tu recuerdo. Ya puedo sentir a los enemigos, a todos, a los que están afuera y dentro de mí, a los parásitos que querrán envenenarme para pudrir mis cortezas internas con ideas y propósitos que nos desagarren. Amor, ¿me extrañarás? ¿me pensarás?; ¿verás todos los días en la memoria las páginas que hemos escrito?, ya lo creo así. De la misma forma serán los días que ahora vengan, te extrañaré mucho, te pensaré mucho, en cada estantería de mi conciencia abriré cada día un diferente volumen y te recordaré. Veré tus expresiones, tu risa escucharé y hasta podré sentir tu sutil tacto embargándome con alguna bella idea; así, estaremos juntos estando lejos, seremos uno siendo dos y sabré que las tinieblas que puedan rodearme son nada en comparación de lo que hemos erigido. Y de cualquier forma, escribiré todos los pensamientos para ti que hilvane donde sea.
De la locomotora ya sale el bruno humo, los vagones van lento; si, también lo sientes, ya está siendo hora de partir. Aquí tras estos tubos me aferro a ti, y tratamos de contener el llanto, calma, mi querida, seamos pacientes, se que vendrán los días en que ya estemos definitivamente juntos, en que podamos evocar las memorias supuradas y las horas agonizantes cuando yacíamos distantes. Sí, mi vida, es duro, para ti y para mí. No me queda más en estos instantes que sentirte, que gozarte, que dolerte y alejarme, se acercan los bosques sombríos, los parajes lóbregos, aquellas criaturas que quieran retenerme de tus brazos, tengo miedo, mucho. Es necesario, este camino abrupto será nuestra verdadera prueba, la de la conquista; quizá no sea el que parezca más idóneo para nuestra definitiva unión, pero alguien o algo (no sé quién) me dice que aprenderemos tanto, que no perdamos la esperanza y aunque sea la primera y única oportunidad será un buen motivo para mantener nuestros corazones vivos y tener algo en que creer, algo por lo que vivir; y, si es necesario, morir. ¡Ay, mi amor!, las despedidas son amargas, esto es un hasta pronto, pero duele. Hiere la incertidumbre, duele saber que no se sabe, se exudan tantos sentimientos, y duele aún más tener que separar la pluma de esta hoja y dictaminar el sangriento punto final.
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