miércoles, 27 de mayo de 2009

SIN TITULO NUMERO 1

antes que nada!: los sigur ros son la ley, se la rifan bien chido! worale! yeah! que choque las caguamas por estos chavales

clases de como subir videos al blogg con http://mangadeclavo.blogspot.com/ pregunte por la chica oso

you sat along the fire, you saw the ligh -alguien en el tubo

sabes lo que perdiste, te quedo tan lejanos, siento estar solo, totalmente solo -otro alguien en el tubo

las anteriores las pusieron algunos que se adelantaron

yeah! para el 2002 los poderosisimos sigur ros lanzaron su cd () si! (), cuya principal caracteristica es que la lirica de las canciones esta improvisada con los fonemas del islandes, entonces no cantan nada, y , segun estos chavales, uno mismo puede darle el sentido que uno quiera, yeah que cool, las dos anteriores se encontraron el tubo, asi que uno,puede darle el puto sentido que le de la gana, que cool no? es mas el booklet viene vacion para que uno ponga sus propias letras, como co-autores, algo asi: HAGALO UD MISMO.!, por que belanova no sera asi?

y puta madre: volvimos, quisa sea esto una especia de inspiracion o algo asi, aparte, si dante tuvo a beatriz, si petrarca a laura, entonces porque putas madres yo no puedo poner.........da igual, se sobreentiende, y tranquilos todos: todo esta bajo control, la lluvia de asteroides ya paso, diria el bunbury

la rola se llama untitled 1 (pero originalmente vaka) y es buena, te transmite una sensacion chida de nostalgia, nada de rolas ardillas. asi que ahi van mis lineas


Quietud Azul nostálgica; nostálgica.
¿Por qué estoy solo?, ¿Por qué estas lejos?
El Azul es la lejanía, nuestra soledad,
el Azul lo es todo,
en el Azul hay inexistencia.
Estoy tan solo, estás tan lejos, estamos tan lejos,
dije te quiero; y te fuiste.
Tu, solo tu, estás apartada,
y aquí solo hay vastedad,
la ausencia;
y una inmensidad fría.

viernes, 22 de mayo de 2009

EL GELIK

ºa ti, allende el oceano se junta con el cielo (yeaaah!), podria escribir eso en todas partes

ºDonde quiera se encuentre el Gelik, ayer nos desvelamos esperandolo mientras veiamos infomerciales, pero no salio, hijo de su puta madre. ¿que se cree el cabron?

ºGelik: de dos voces ya extintas de una arquetipica lengua; Gell, hermoso(a) y Likh, impredecible

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Spleen, introduccion e ideal: hastio, aburrimiento, dias que reptan lento, enfermedad, vomito, cruda, sombras, polvo, grietas, arboles de ramas nudosas, memorias, pensamientos, nada, nada otra vez, horas, evasion, resignarse, olvidarse, remanentes, fotografias, pasado, ilusiones, cafe frio, rutina, magia, final, dramaturgia, final, ayer, ahora, mañana: spleen, introduccion e ideal

Soy el faro fundido de la isla en lo alto del acantilado de piedras rojas. Fui guía para las naves que vienen y van, se de las rutas marinas, de los secretos de los hombres que navegan en todos los tipos de mares: en los de agua salada, en los del pensamiento, en los del amor y la tragedia; pero advierto, solo se de los posibles mares que hay en la existencia presente, no sé de aquellos como la muerte o el tiempo, por que algún día también yo me he de ir, y quizá después alguien más, cuente la historia del faro fundido de la isla en lo alto del acantilado de piedras rojas.
No recuerdo bien quien me construyó, solo sé que desde que tuve uso de razón supe que ya estaba aquí, con mi efímero haz de luz alumbrando las rutas, sobreviviendo a las tormentas y conociendo poco a poco las cosas que me traen las nubes. Las gaviotas me cuentan de los romances de los puertos, de las luchas de los hombres o de sus rutinas. Pero hoy quiero contar una historia que yo conocí en primer plano, porque en mí esa historia vivió y murió, porque a pesar de lo que diga la gente u otras cosas, solo yo sé que pasó, y en los resquicios de mis cimientos he sido cómplice y testigo de esta triste épica.
Quien suba a lo más alto de mí una noche y despeje su vista podrá divisar un fenómeno extraño: es El Gelik. Nadie sabe que es, algunos estudiosos afirman que es una estrella, otros, que es una galaxia, que es un planeta o un cometa suspendido en el espacio. Como quiera que sea, El Gelik es hermoso, suele presentar toda clase de fulgores y es lo primero que aparece en el firmamento (digamos que le gusta ser el protagonista, hasta llega a opacar a la luna) A veces es níveo o azul, otras se le ve naranja, rosado, o verdoso, hasta alcanzar escalas rojizas o violetas. “Gelik” viene de dos voces ya extintas de una arquetípica lengua Gell: hermoso(a) y Likh: impredecible. Quien quiera que le haya bautizado lo hizo con exactitud, El Gelik, aunque radiante, a veces cambia de posición, se debilita su brillo, o simplemente desaparece del cielo, de este modo su nombre lo confirma: “impredecible”. El Gelik ha ayudado a muchas embarcaciones a sobrevivir naufragios, y otras veces, a confundir navíos para hundirlos en los más lejanos abismos acuáticos. Simplemente El Gelik es extraordinario, muchos sucumben ante su extraño encanto, se dice que son supersticiones. Lo que relataré es una extraña historia que en mis grietas ha quedado guardada hasta el último de mis días.
…Aquel día estuvo lloviendo, de hecho, ya llevaba mucho tiempo haciéndolo, y esa misma tarde la Lluvia me dijo
-Faro, en uno de estos días quizá podría venir Sadie Azul
-¿Perdón, lluvia?, ¿Sadie Azul, dices?. El viento, las ocas y otros más me han contado mucho de ella, ¿quién es? –Dije.
-¡Oh!, Sadie Azul es una chica muy bonita, ha estado platicando con su padre y él le ha dicho que cuando el tiempo mejore vendrán para ver al Gelik y estudiar las estrellas y constelaciones. Su padre es astrónomo.
-Ya veo, entonces los esperaré, pero dime Lluvia, ¿cuando terminarás tus labores?
-Dentro de dos o tres días, y se esto porque Sadie Azul y su padre han hablando de ello, será especial y es probable que ya hayas escuchado de ella.
-Gracias Lluvia, esperaré.
Y la Lluvia siguió lloviendo.
Recuerdo que al día dejó de llover, le dije a la Lluvia que merecía ese descanso adelantado. Ya el horizonte se teñía de rojo al atardecer cuando una parvada de pájaros revoloteando llegó haciendo escándalo.
-¡Ya viene! ¡Sadie Azul, ya viene! –Decían ellos
-Entiendo, pero cálmense, vendrán para ver al Gelik, y con su agitación ellos se pueden incomodar e irse.
Los pájaros siguieron volando alegres hasta que se fueron a sus nidos. A lo lejos pude ver a Sadie Azul, venía del brazo con su padre.
-Mira padre, aquí las piedras son rojas –Fue lo primero que escuche de ella.
-Si, y aún más cuando atardece, pero ya casi oscurece, en poco tiempo veremos al Gelik
Con El Gelik pocos se han relacionado. En esa ocasión recuerdo que le dije que venían a verlo y contestó, “si, es normal, todos quieren verme, soy bello”
El atardecer moría en lentos movimientos cuyas escalas se diluían en oscuridad. Y ya en la noche todas las estrellas salieron al igual que la luna; y ahí estaba radiante El Gelik. Yo pensé que esa noche no tendría ganas de aparecer, siendo sinceros; a que El Gelik no esperaba a Sadie Azul, y sin ser presuntuoso, ninguno se esperaba al otro en tal magnitud. El padre de Sadie le explicó a ella todas las constelaciones, sus nombres, leyendas, y como podían ayudar a orientarse en el mar. Aunque Sadie no las oyera, las estrellas decían cosas como –Mucho gusto de conocerte Sadie, -Hola, Sadie, -Buenas noches Sadie; etc. Y al final el padre le señaló al Gelik.
-Es muy lindo, ¿no padre?
-Si, Sadie, El Gelik es deslumbrante.
-¿Y que es realmente? Es demasiado peculiar para ser una estrella –Dijo ella.
Y al momento en que Sadie dijo esto, El Gelik brilló más en azul, de alguna forma quería impresionarla.
-¡¿Viste lo que hizo, padre?! ¡Brilló todavía más!
-Sí, hija, vi lo que hizo, así es El Gelik de extraño; aunque no te acostumbres al espectáculo, a veces al Gelik no le dan ganas de aparecer, es muy impredecible –Dijo el padre- y realmente no se sabe que es, podría ser una gran estrella, una galaxia o algún otro fenómeno que todavía no conocemos bien.
-Entiendo…
Siguieron contemplando el vasto horizonte profundo. Sentí los pensamientos de Sadie, estaba anonadada, era la primera vez que reparaba en el cielo nocturno.
-No esperabas que fuera tan bello –Dijo El Gelik al aire. Las estrellas ya lo conocían y estaban acostumbradas a que fuera vanidoso. Habiendo pasado cierto tiempo el padre de Sadie se sintió cansado.
-Bueno, Sadie, parece que te gustó mucho venir al faro, pero ya es tarde y hay que descansar, otra noche regresaremos.
-No, padre, todavía no quiero regresar. Mira, regresa tú, en unos minutos más yo te alcanzaré en casa, al fin no está muy lejos, por favor, no pensé que fuera tan hermoso todo esto, ¿por qué no me trajiste antes?
El padre de Sadie dudó algunos instantes y al final accedió acordando que no regresara muy tarde. Sola, Sadie contempló mejor, el viento soplaba y le daba recuerdos de todas las partes del mundo, la luna se reflejaba en el espejo oceánico y acaso pasó alguna estrella fugaz.
-Eres lindo –Dijo Sadie en sus adentros para el Gelik, que lo podía saber.
-Lo sé, lo sé, todos me lo dicen, soy hermoso, y puedo decir que tu también.
Sadie yacía recargada en la balaustra contemplando.
-Vendré a verte todos los días –Se dijo ella. El Gelik cambió su color a amarillo.
-Trataré de estar aquí -Dijo El Gelik.
Los pensamientos de ella iban y venían libres sin control y dirección; entendiéndose con cada materia que la rodeaba. La oscuridad era tenue y el silencio se desdoblaba como seda entre las sombras. Sadie en algún momento extravió su razón solo en El Gelik hilvanando mínimos pensamientos.
(Eres indescriptible)
Las ocas se anunciaban pasando con sus graznidos.
(Lo sé.)
(Diablos, no sé qué ocurre, ¿Cuánto tiempo ha pasado?)
(El suficiente para que me sigas mirando) El Gelik tornàbase violeta
(Ese color me gusta)
Sadie por un momento volteó, pensó que venía alguien.
-Que tonta soy, me asusté por nada –Se dijo al ver que unos árboles cercanos se mecieron por el viento
(…y no sé qué hago hablando sola. Oye, eso que acabaste de hacer fue lindo)
(…y mira qué más puedo hacer) El Gelik cambió su recién adquirida tonalidad violácea a casi rosa. Sadie suspiró.
(No, esto no puede pasar, es tonto; creo que me estoy…)
Una nave a lo lejos emitía débiles destellos
(Si, si puede ser, es normal; solo acéptalo y dilo…es inevitable)
Un grillo chirriaba. Como despertándose, Sadie volvió en sí.
-Que tonta soy, parezco una niña pequeña –Se dijo- y ya tengo sueño (y una estrella no me lo puede quitar)
(No soy solo una estrella, ya verás de que soy capaz)
(Bueno, todo esto es muy bonito, pero ya tengo sueño, es hora de ir a dormir)
(Te aseguro que no descansarás)
Sadie contempló todo su alrededor, desanduvo el camino y regresó a casa para dormir. Mas aquella noche no logró conciliar el sueño en una forma ordinaria. Al momento que cerraba los ojos veía al Gelik, brillante, diciéndole con silencio innumerables cosas. En los momentos en que dormía, por su sueño atravesaban el infinito y todos sus secretos, obviamente, revelados por El Gelik. En medio del mutismo de la madrugada Sadie despertó. Aún en la oscuridad de su pieza se sintió extrañamente feliz, radiante, como si algo pasara o fuera a pasar. Abrió su ventana y el relente la sorprendió gentil. Y elevando la mirada al celaje buscó al Gelik, este fulguró más en azul intenso.
(Hola, querida) Tiritó algunas veces y desapareció.
El corazón de Sadie latía con viveza, transmitiendo de su interior otro tipo de pulsaciones aún más febriles; y por fin se permitió entenderlo: estaba enamorada de él. Aceptó la idea con regocijo, no lo tenía contemplado, fue súbito. Agradeció al Gelik que ella sintiera eso. Así, perdiendo su corazón y mirada en la concavidad universal, fraguó despierta los más sinceros y tiernos sueños con el Gelik, solo él y ella, juntos y únicos en medio del inabarcable universo. Amó al Gelik en sus ojos, vio sus muchas escalas de brillo en cada lunar de su albo cuerpo y hasta pensó que las estrellas, arriba, le tendrían envidia.
En este punto, he llegado a pensar que Sadie Azul debió ser una estrella, pero, como quiera que a uno le dé la gana concebir, el creador, el azar, o lo que sea, se equivocó y le dio forma humana. Por otro lado, es azaroso pensar que alguien o algo supremo se hayan equivocado.
Sadie volvió al día siguiente. Subió hasta mi cima y esperó que anocheciera. Aún había gente en la playa, las gaviotas volaban y estaban felices a causa del buen clima. Sadie navegaba con la vista allende el océano se junta con el cielo, y ahí, en algún lugar distante, el rojo horizonte se calcaba en sus pupilas. Anocheció, Sadie estudiaba sentada el universo, todas las estrellas salieron, pasaron por el cielo fenómenos que no puedo decir aquí, el rocío se manifestó, las luciérnagas danzaron ataviando el cabello de ella, pero el Gelik no aparecía.
-Te extraño –dijo ella. Y regresó a su casa un tanto frustrada.
Antes de que se marchara el maldito Gelik apareció efímeramente, tiritó en un extraño gris y se volvió a ocultar.
(Adiós, querida, vuelve mañana; quizá si esté)
A la hora de dormir Sadie volvió a estar con el Gelik. Ambos, reinando en el espacio. Lejanos, seguros y únicos en algún lugar. El Gelik la correspondía en sus sueños, tal vez le platicaba y la incitaba a seguir recreando fantasías, a seguir manteniendo aquello que Sadie sentía en su interior.
Así sucedieron incontables noches en que Sadie venía a citarse con El Gelik. Este, a veces la correspondía, sin embargo, su trampa era desaparecerse por varios días y volver así sin más con ella, pretendiendo que nada pasaba. Mucha gente en la isla se dio cuenta de que Sadie gastaba la mayoría de las noches con El Gelik, aún siendo guapa no le importaron los mucho pretendientes que tuvo, claro está, ninguno de ellos se podía equiparar con El Gelik, varios comenzaron a pensar que ella estaba loca. Al estar Sadie aquí erigiendo su soledad con El Gelik se decía:
-Sadie Azul está loca, ¿ves?. Y los que merodeaban diciendo eso se marchaban resignados.
Como olvidar estas cosas. El pasado y los recuerdos son como agua entre rocas. Hay corrientes débiles que al secarse apenas si se sabe que existieron, no obstante, también hay grandes afluentes cuya fuerza erosiona lo suficiente y dejan algún estigma excepcional que trascenderá a los años. Así ocurrió con la historia de Sadie Azul y El Gelik. Hasta que el tiempo no destruya mis cimientos no dejaré de ver la sonrisa de ella, su piel clara y todos sus lunares, jamás olvidaré aquel último diálogo que sostuvieron antes del colapso final.
La noche era serena, yo sentía en Sadie que todo eso no podría aguantar más. Es cierto, amaba al Gelik, pero con la extraña conducta y omisión de él, ella se estaba destruyendo. Las estrellas eran testigos imparciales, muchas de ellas ya habían tomado partido a favor de Sadie, y aún más; algunas hasta reclamaban al Gelik su postura. Todos estaban dubitantes sobre que pasaría, la tristeza de Sadie Azul era notoria, y al Gelik no parecía importarle.
No había luna, la oscuridad era aun más profunda. El viento soplaba algo iracundo, muchos sentimos aquella vez lo que Sadie preveía. Ella estaba aquí parada contemplando el cielo bruno. Su mirada era triste.
(Te extraño) Pensaba
Fiel a su costumbre, El Gelik no aparecía. Las estrellas y otros astros trataban de hacer reflexionar a Sadie.
-Oye Sadie, tú mereces más que todo esto –Decían algunas estrellas
-Sí, El Gelik no te merece, solo ha jugado contigo –Agregaban algunas más con su intermitente brillo.
-Sadie, piensa lo que vas a hacer. Mírate, tú estás sufriendo y al Gelik no le importa, en verdad, piensa lo que vas a hacer –Añadieron las rocas del fondo del acantilado. Como no había luna, aquella noche la marea estaba baja.
Yo por mi parte tampoco me quedé callado. También busqué hacerla reflexionar, pero ella jamás nos escuchó. Los seres humanos son una cosa extraña, tal vez aún mas enigmática que el mismo universo; de hecho, ya sus mentes son un gran cosmos repleto de pensamientos, emociones, conjeturas y tantas y tantas cosas imposibles de definir. Es esa extraña capacidad de sentir lo que los hace ser únicos. La complejidad de sus sentimientos, es monstruosa; laberíntica, puedo decir que mi modesta existencia solamente material es en lo mínimo simple a comparación de los humanos, ser un ser humano es lo más difícil que hay. Y como suele suceder entre ellos, aquella vez Sadie tejía en su interior una intricada red de sentimientos y juicios con respecto a aquel idilio. Por fin El Gelik apareció, estaba de un blanco indiferente, apenas si se le alcanzaba a distinguir.
(Te extrañaba) Pensó ella.
(Lo sé) El Gelik trató de brillar un poco más
(Quería verte)
(Ya estoy acá)
El viento comenzaba a soplar más fuerte, las estrellas intermitían su resplandor, como estando a la expectativa. Sadie suspiró.
(¿Por qué suspiras? Cuando alguien suspira así es que se encuentra enamorado, y tal vez aquel pensamiento pueda viajar y llegar hasta donde deba de llegar) El Gelik resplandecía más.
Que melancólico es recordar los ojos de Sadie, tenían una faz adormecida. El Gelik nunca mereció sus lágrimas, y fue esto donde Sadie resultó muy valiente, jamás se rindió a entregarle aquella líquida dignidad, era como una bandera que no debía ser tomada.
(¿Por qué te desapareces tan lejos?, ¿es que nunca sabrás que estoy enamorada de ti?) Sadie tenía dentro de sí una tormenta. El Gelik se opacó.
(Si, lo sé, estas muy enamorada de mi. También se qué harías cualquier cosa por mí, lo que sea, pero yo no te pedí que me quisieras. No te dije que contemplaras amarme)
(Pero lo hago sinceramente. No tenía planeado quererte, mi afecto por ti es leal y honesto, ¿Por qué eres así conmigo?, no es justo. Ve todo mi cariño, no me hagas sufrir más y dime ya algo concreto)
El Gelik tomaba tintes grisáceos.
(Yo también sufro un poco, también a mi me pesa. Pero no es mi culpa, no sé que vaya a pasar. Eres libre y puedes hacer lo que quieras, entonces déjame de querer) Aquella última frase hirió más a Sadie. Ella se subió a la balaustra pasando al otro lado. Abajo el mar rugía furioso embistiendo las obtusas rocas de este acantilado.
(No es fácil dejar de querer así tan fácil. No es algo que se pueda hacer de un día para otro. Ya que más queda, veo que no te importa, y me duele porque mi cariño por ti es genuino. Amar es algo complejo, involucra tantas cosas, incluyendo dolor; y ahora quiero asumir este dolor, porque tal vez sea necesario sentirlo, tal vez sea necesario para crecer. No sé. La parte racional de mi conciencia me dice que esto tiene que acabar aquí, que aunque mis sentimientos sean lo que sean, no puedo dejar que esto me afecte demasiado. Por otra parte, los sentimientos me dicen que te quiero, que te extraño, que por ti podría aceptar o aguantar esta y muchas más cosas, por ti, solo por ti. Hoy es el comienzo del final, tal vez no fue para tanto. Gané yo porque sé que hay en mí la capacidad de entregarme, de querer, de percibir emociones y racionalizarlas. No sé que vaya a ser de ti. Vivir sintiendo intensamente es un gran don)
Concluyendo aquel soliloquio Sadie soltó la baranda. Aquella acción fue frágil, limpia, sin premeditación alguna. Su descenso a las afiladas piedras oceánicas fue grácil, un movimiento puro sin posturas falsas. Como una elegante ave que en picada entra a las aguas para alimentarse, cual pluma descendiendo suave, cual última y débil gota que cayera en un estanque levantando un poco de agua tras de sí para finalmente producir una serie de expansivas ondas que delimitaran el fin.
¿Quién no se sorprendiera? Las estrellas tiritaron furiosas. El Gelik desapareció súbitamente sin que nadie supiera que pensaba. Pasaron algunos cometas reclamando justicia. Más tarde el viento sopló incrementando su fuerza y trayendo consigo nubes furiosas que descargaron sobre el océano y la isla una fuerte tormenta y relámpagos deslumbrantes.
Al día siguiente se notó la desaparición de Sadie. La estuvieron buscando por días sin que se supiera la verdad. Se decía que embarcándose en un bote, Sadie había ido allí allende el océano se junta con el cielo para reunirse con El Gelik.
De esto ya han pasado muchos evos. Las generaciones han cambiado, la historia del Gelik y Sadie se sigue contando con sus consecuentes deformaciones, es tan común narrarla a los niños que vienen a visitarme. Tal vez fue innecesario el repentino final de Sadie, no soy alguien para juzgar. Desde aquella trágica noche, cuando algún barco naufraga y en el cielo no hay muchas referencias o El Gelik tampoco está presente; brota una estrella, pequeñita, azul y rutilante. Es Sadie, y aún desde aquí puedo escucharla, libre, feliz, evitando el hundimiento de cualquier navío, entonces es cuando todo aquel dolor valió la pena.
Soy el faro fundido de la isla en lo alto del acantilado de piedras rojas, y esta es la extraña historia de Sadie y El Gelik.

sábado, 9 de mayo de 2009

DIALOGOS EPIDEMIOLOGICOS Y MICROBUSEROS

ºBUENAS NOCHES TENGAN TODOS USTEDES. Chicos y chicas, ladies n gentlemen, dones y doñas, M. et mme. Hoy, la crew de Estatuario Soleado se complace en presentarles su mas reciente produccion: DIALGOS EPIDEMIOLOGICOS Y DE MICROBUSEROS, que es una especialidad de la casa, y muy a la manera de Chesterto y otros de ese genero, solo tomamos una fotgrafia instantanea de la vida (por cierto algo desenfocada) y, añadimos del maestro Baudelaire la elevacion casi epica por lo corriente y comun. El staff tecnico de Estatuario Soleado espera sea de su agrado.

ºA los señores Baudelaire, Chesterton, Chejov, K Mansfield, Kipling etc.....y tambien en cariñosa y sincera memoria de aquellos con los que se comparte la idiocia y estupidez de todos los dias; de parte de un servilleta

ºSr Baudelaire, aqui en ES lo adimiramos mucho. Si Baudelaire viviera tambièn escribiria poemas para el transporte publico, a las memelas, a los teporochos (creo que de estos ya habian en su tiempo) y a las personas que gastamos nuestro puto miserable tiempo en cosas como msn, hi5, bloggs blasfemos como este etc, creo belleza de lo hediendo, muchos ni siquiera lo podemos comprender. Yaaaaaaaaaaaaaa. pura mamada.........SIMPLEMENTE ALZEMOS NUESTRAS CAGUAMAS POR BAUDELAIRE.......!!!!!!!!!!!!! l'art est longue et le temps est courte

ºPARENTAL ADVISORY: lenguaje y situaciones explicitas. No apto para menores, ni la gente de bien, ni mucho menos para todos aquellos a los que les haya gustado hombrecitos, mujercitas y crepusculo. Y si no les parece, vayanse a la verga y chinguen mucho a su madre (y aun pueden disfrutar de la primera opcion) Cruzando la linea ES no se hace responsable de nada:
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DIALOGOS EPIDEMIOLOGICOS
¡ABUSÒ DE SU ABUELO!, ¡LA MATARON PREPARANDO CARNITAS!, GENTIL CABALLERO ORGANIZABA PELEAS DE PERROS…

Y demás titulares de aquel estilo leía Ignacio en un puesto de revistas. Eligió alguno de los anteriores y un periódico. Pagó y agradeció a la señora que atendía, esta, al igual que mucha gente, llevaba cubrebocas; no así, Ignacio era de los pocos que no les importaba esta medida preventiva para la reciente emergencia epidemiológica que acaecía en su país. Tomó su cajón de zapatero y se fue a sentar a una banca cercana.
Desgarbado leía. Esta vez los amarillistas no tenían noticias tan interesantes; en otras páginas casi todo era lo mismo: la extraña epidemia causada por un virus desconocido, todos estaba alarmados, se habían suspendido muchas actividades por algunos días, hasta que, según el gobierno, la situación estuviera mejor controlada. Un hombre se acercó.
-Buenos días maestro. Ignacio volteó el rostro.
-¡Buenos días don Modesto! ¿Cómo se encuentra? –Dijo Ignacio.
-Pues aquí andamos Ignacio, aquí con esto de la epidemia. Yo no he ido comprar mis cubrebocas.
-¿Si, verdad, jefe? Ni yo… ¡Pero siéntese!, ¿Brillito verdad? –Dijo al momento Ignacio. Don Modesto se sentó y de inmediato dispuso su calzado.
-Sí, patrón, como le decía, yo tampoco he podido ir a comprar mis cubrebocas para esto de la epidemia, de todos modos, dicen que ese virus se mata con la calor, y pos yo h’estado reharto tiempo en el sol.
-Pues quien sabe mi Nachito, hay que prevenir, uno nunca sabe. De todas maneras yo siempre he tenido buena salud –Dijo don Modesto encendiendo un cigarro.
-¿Si verda?, usted es muy sano. Mire, aquí nomas entre nosotros, yo pienso que es puro invento del gobierno para alguna de sus mañas.
-No lo creo así esta vez, les saldría muy contraproducente a esas ratas, con esto de que no hay actividades en muchos lados se deja de producir plata –Dijo don Modesto leyendo los periódicos que tenía Ignacio
-Eso si, jefe, está raro. Orita casi ni hay gente paseando, y viera que mis escuincles esta rete contentos porque les suspendieron las clases. Ya no hay a quien creerle, todo está mal en este país, hasta a nuestra selección de futbol.
-No queda de otra Ignacio, no queda de otra Ignacio…
-Y oiga, hoy es martes, hoy no lo veo. Seguramente salió a pasear aprovechando que no hay tanta gente.
-Pues ni tanto, mi Nachito, ni tanto. Fui a ver si el burdel de Doña Chofi seguía trabajando, ya ves que con estas implementaciones raras están cerrando todo.
-Cierto, ¿y las muchachas de Doña Chofi si están trabajando?, ya ese lugarcito se ha hecho de su fama, y con mucha razón porque todas sus niñas están por lo menos aceptables, no que en otros lados ponen a pura gárgola re fea.
-Si, Ignacio, Doña Chofi no detuvo labores. Las muchachas siguen laborando –Dijo don Modesta
-Ya se me hacía raro que cerraran ahí. ¡Ah!, si con este invento de la epidemia nos quitaron primero los partidos de futbol, pero ahora que han cerrado puteros, bares y cantinas, ya es demasiado –Dijo Ignacio chasqueando la lengua.
-Ni modo, si de verdad hay algo, parece que el gobierno por primera vez está haciendo algo bien, Nacho.
-Habrá que ver, habrá que ver…oiga, ¿y ya cuanto tiempo tiene que es cliente de Doña Chofi?. Don Modesto subió la mirada y hacia cuentas moviendo apenas los labios.
-Pues este año ya serán 18 años. La verdad, Doña Chofi se ha portado siempre muy bien conmigo, me sirve la mesa de puro producto de primera calidad.
-Me alegro Don Modesto, lo felicito. La verdad, gente como usted es la que se necesita en el país, hombres constantes, perseverantes, que sean leales a la patria, al barrio y a sus ideales –Sentenció Ignacio.
DIALOGOS DE MICROBUSEROS
Cuales cruentas batallas entre los Spitfire y Messershmitt en la IIGM, o entre los Rebeldes y el Imperio en Estar Guars, cada día, para salir a ganarse el pan, había una constante puja por el pasaje entre las rutas 1 y 2 de microbuses, debido a que compartían gran parte del recorrido haciendo solo algunas diferencias.
Eran las primeras horas de la mañana, donde muchos usuarios recurren al transporte público. En esta ocasión tenemos como protagonistas a dos experimentados pilotos a bordo de sus maquinas, como ya se mencionó antes, cada uno de diferente línea. Por la ruta 2 vemos a la unidad 69 -ALMA DE JUQUILA (leìase en la parte inferior del medallón)- con el piloto en mando: “Amargado Asepxia”, dicho apodo porque el chofer tenía el rostro enormemente cicatrizado debido a un terrible problema de acné en sus años mozos, amén del mal carácter: irascible, amargado e intransigente. Y por la ruta 1 alinea la unidad 10 -El MESIAS DE LOS CAMINOS (en letras holográficas sobre el cristal anterior)- bajo el control de Providencio “El Chato” Díaz. Ambas naves se encontraban en una gran avenida muy concurrida y en donde era vital ganar posiciones estratégicas favorables para levantar mayor pasaje. El Amargado Asepxia estaba tan solo unos metros delante de su contendiente, su unidad era un camión de algunos años atrás, diez cilindros, veintiocho plazas (que no venían todas llenas) y un excelente equipo de sonido para escuchar La Romántica. El Amargado Asepxia recordaba con orgullo como solo algunas calles atrás le había hecho un par de buenos cierres al Chato. Era un duelo de titanes.
El Chato en su microbús, de precisamente frente chato, analizaba las condiciones de la batalla, sabía que unos metros que tuviera el Amargado Asepxia no afectarían en demasía. Empuñaba fuerte el volante con la mano izquierda, con la derecha sentía el poder que le entregaban fielmente su motor de ocho cilindros, veía como el Amargado Asepxia también lo veía por su retrovisor. ¡Cambió al verde!, ambos pilotos maniobraron sus maquinas dando los cambios necesarios a los motores, ¡un rebase!, ¡no!, no lo logró El Chato, Amargado Asepxia toma una vez más la delantera, pero un niño regordete le hace la parada y tiene que detenerse. Por su espejo lateral Amargado Asepxia ve como el Chato baja pasaje. Un nuevo semáforo tirita en amarillo, Amargado Asepxia le exige más a sus caballos de fuerza, pero para su pesar, también el Chato consigue pasar el amarillo. ¡Un auto se detiene súbitamente en frente del Amargado Asepxia! (una escuela en la que alguna mamita no quiere que su hijo camine y lo deja en frente de la puerta). Amargado Asepxia frena con éxito sin colisionar con el particular, pero ve como el Chato rebasa por un espacio recién abierto y es en esta jugada en la que el Chato rebasa finalmente al Amargado Asepxia. El Chato llega finalmente a una parada donde hay mucha gente esperando, escolares, secretarias, abuelas que van al mercado, y gente de la que no sabemos sobre su destino.
-¡Súbale-súbale, hay lugar! –Dice el Chato a los que van abordando, con gran destreza cobra y reparte cambios -Orita le doy su vuelto -le dice alguien. Por su espejo lateral observa que Amargado Asepxia se ha rezagado, y más ahora, que enfrente de él cruza toda una horda de pupilos. Chato se incorpora de su lugar en los controles.
-¡A ver! ¡Si se van recorriendo y hacen dos filas por favor! –Dice, para que entre más pasaje, aún hay gente que espera abordar. Se fija finalmente de que ya hayan subido todos, ahora cada lugar ya está ocupado y van varios de pie y apretados. Solamente ha cerrado la puerta de atrás, la de adelante lleva a dos hombres semivolando. A esas alturas el recorrido de las rutas 1 y 2 se bifurcan y deja de haber tanta competencia. Toca verde, El Chato ve como uno de su propia ruta lo rebasa, pero este no lleva pasajeros.
-Cambio de 200 –Anuncia el Chato. Conforme avanza en el trayecto la gente va bajando, llega a una tienda donde checa. Su amigo Inocencio es quien lleva el registro. El Chato para momentáneamente. Inocencio se apoya con un brazo en la puerta.
-¡Le llevas diez al veintidós! –Dice Inocencio.
-¡Ese Inocencio!, oye, orita no acaba de pasar el catorce, creo que me pasó cuando yo subía gente, pero él iba vacío, ¿no sabes que le pasó a ese wey? –Dijo el Chato.
-Pus creo que ya había avisado, algo tenía que ver de su licencia, nomas hizo dos vueltas y se fue a ver ese pedo –Dijo Inocencio.
-Ya estas, chavo, ahorita voy a la base. ¡Ah! ¡No mames!, ¡¿Tu crees que ese cabron, el 69 de la 2, orita se anduvo portando culero?! Se me cerró dos veces y por poco me doy en la madre
-¿El 69 de la 2? ¡Ah, pos si’es ese pendejejo no?! El que le dicen el Amargado Asepxia.
-¡Ese!, si pero lo pasé en la última avenida, quería ganarme una parada fuerte, pero el culero ya no pudo después, que se le enfrena una vieja y se quedó ahí.
-¡Si creo! Es re-mañoso ese cabròn. Lo chido es que te lo chingaste. Chido carnal.
-A huevo, esto es como para celebrar hoy en el teibol, ¿no le entras?, ya lo habíamos planeado
-¿A cuál van? ¿Al de siempre?
-Si, al Colegialas Taim.
-Pos si wey, me late. ¿Nos vemos donde siempre, no?
-Si, donde siempre, Inocencio, sobres cabròn, ya quedastes, donde te rajes…
-No, ahí nos vemos.
-Ándale pues. Voy a base.
Y así El Chato fue al cuartel general de la ruta 1, para el que ya faltaba poco. Ahí, sobre una calle no muy transitada estaban perfectamente alineadas varias unidades de la ruta 1. No lejos de los camiones habían algunas tiendas y bancas, que eran donde se llevaba a cabo las tertulias microbuseras.
-¡Ora! ¡Miren quien llegó! –Dijo alguno de los pilotos.
-Si, miren nomas, es el mesías. ¡Ja, ja! ¿Oye es cierto que el Amargado Asepxia se puso pendejo? –Acompletò otro más.
-Si maestro, se puso bien al tiro, se me cerró dos veces. Pero el culero se quedó por una escuela y fue donde me aproveché y gané el pasaje de la parada que quería –Dijo el Chato mientras bajaba de su microbús. Algunos le felicitaban, otros lo recibían con injurias; en fin, como solo los miembros del arte de la microbuseria pueden y saben hacerlo.
Y no era para más. El Chato había invertido bien en su nuevo camión. Aparte de que era del año, lo había modificado muy a su gusto. Todos los cristales estaban polarizados, por las noches encendía dentro luces moradas, recién había adquirido un equipo de sonido donde escuchaba a los grande héroes regetoneros, había adornado su palanca de cambios con una bola de billar, del retrovisor colgaba un zapatito recuerdo del bautizo de su sobrino El Chapitas, habían grandes referencias a su equipo favorito de futbol, etc., para no entrar en detalles innecesarios. En verdad el 10 de la ruta 2 era de los más reconocidos por operadores de la misma y otras líneas, EL MESÍAS DE LOS CAMINOS, describía exactamente al piloto y a su máquina, que eran uno solo a la hora de trabajar. Aquel día era viernes, se sentía el ambiente más relajado. Muchos ya esperaban con ansia una de las tradicionales excursiones al Colegialas Time, tan propias de la ruta 2.
Después de desayunar, el Chato abordó nuevamente al MESÍAS DE LOS CAMINOS, esta vez ya no descansaría sino hasta la noche cuando acabara. Subió con él un conocido suyo, Ramón, que le ayudaría a cobrar.
Nuevamente hacían el recorrido de rutina.
-Si ya se siente la hueva cuando es viernes o sábado, ¿no? –Le dijo el Chato a Ramón en alguno de sus tantos diálogos esa tarde.
-Si, cabron, ya se siente, hasta en la gente se ve –Le dijo Rumbón que iba cobrando.
A lo lejos una mujer hacía la parada, parecía joven. EL MESÍAS se detuvo.
-¡¿Pasa por la avenida x…?! –Dijo desde donde estaba ella.
El Chato no podía creer lo que veía. Ramón contemplaba igualmente anonadado.
-¡Si como no señorita! Súbale, hay lugar –Contestó el Chato.
-Gracias –Dijo la chica al momento de entregar la moneda a Ramón. Ambos caballeros la contemplaron en su totalidad. Era muy bonita, pero dicho en la jerga microbusera, estaba sabrosa. Era algo alta, de generosas proporciones –bien rica, dijera El Chato y Ramón-, y su ropa entallada, perfume, y belleza general, hizo que varios pasajeros varones voltearan a verla, aparte de que alguna mujer envidiara sus atractivos. El Chato ajustaba su retrovisor para examinarla mejor cuando ella buscaba lugar.
-¡No mames! ¿Vistes? –Le dijo Ramón
-Si, cabròn, esta re buena –Dijo El Chato.
-Ve nomas que nalgas.
-¡Cabron, para un revolcón en los asientos de atrás! ¡Yo si me la empino diez veces! –Dijo el Chato
-¡Pero vaya, sabrosota! –Contestó Ramón
-Y vieras que se me hace conocida, no sé de dónde, pero se me hace muy conocida, la he visto, estoy seguro –Dijo el Chato.
-¡Yaaa, tu, galán, bájale! No te mal viajes, ¡ni que de verdad!, mira mejor ya chángale, ya está en verde –Replicó Ramón ante la fantasía del Chato…
***
El Colegialas Time estaba lleno desde la entrada. El Chato se quedó de ver ahí con sus amigos, y como todos ellos ya eran conocidos clientes frecuentes, él hombre de la puerta les permitió el rápido acceso y les dieron lugares. El dueño del lugar se acercó al Chato, tenían que gritar para entenderse entre todo el ruido.
-¡Que pasó mi Chato! ¡Dos semanas sin venir! -Le dijo el dueño.
-¡Sí! ¡Es que no había habido feria! ¡Pero ahora si ya traemos, mándanos a las leidis!
-¡A la orden mi Chato! ¡Orita mismo te mando a la Campanita!.
Sin que demoraran llegaron con los microbuseros algunas de las muchachas que ganaban ahí honradamente su dinero, eran Kimberly-Vanessa, Mary Jane, Esmeralda, Sirenita, Venus y Campanita; obviamente sus pseudónimos artísticos y ataviadas con el mínimo de prendas. Cada cual eligió a la de su preferencia. El Chato se quedó con Campanita, que la tenía sentada en sus piernas abarcando con sus manos y brazos todo lo que pudiera tocar.
-¡Entonces que, mi Campanita, ¿no me extrañastes en estas dos semanas que no vinimos?!
-¡Como no mi rey! ¡Nadie como tú, si todos menos tú son unos grocerotes pobres y tu eres el más rico del mundo!
-¡Mi Reyna! ¡Aquí me tienes, despáchate! –El Chato la vio a la cara, y, como tal vez lo exigen (o exigían) los cánones del que visita un teibol, el Chato puso un billete de baja denominación en alguna de las pocas prendas de Campanita que no tiene caso especificar.
-¡Oye Chiquita! ¡Como que te me haces conocida!, ¡No salistes hoy a la calle! –Preguntó el chato.
-¡No mi rey, estuve todo el día en mi casa! ¡Solo salí para hacer el mandado!
-¡¿Y en donde lo haces?!
-¡Tomo la ruta 1 y voy al mercado de la avenida x!...
-¡Ah! ¡Pues creo que te vi hoy!
-¡¿En serio grocerote?! ¡¿y por qué no me saludaste malvado?!
El Chato la contempló toda sobre sus piernas.
-No sé, no estaba seguro que eras tú, a lo mejor no te reconocí por que ibas vestida…

domingo, 3 de mayo de 2009

KINESIS

ºDamm!, a veces agarramos ciertas costumbres, unas buenas, otras malas y otras peores. Como sea, yo agarre la costumbre de quererte, lo bueno, es que ya me he ido desacostumbrando, y todo gracias a la influenza, a la people who`s supporting me, al señor dostoievsky y kafka, al jimmy page y robert plant, y a todos los que se me olvido poner: ah si! tambien a las grandes ingestas de grasas saturadas y carbohidratos complejos. Esto ya es de lo ultimo, me canso que si.
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Como entre sombras blancura de seda
desciende tu ausencia por los remansos
formando caprichosas y súbitas niagaras
que bañan cada relieve de mi estatua
y estática parece ahora,
únicamente en soledad tallada