viernes, 29 de mayo de 2015

LAS VENTAJAS DE SER INVISIBLE - STEPHEN CHBOSKY





TITULO: LAS VENTAJAS DE SER INVISIBLE
AUTOR: Stephen Chbosky (Estados Unidos)
NÚMERO DE PÁGINAS: 263
AÑO DE PUBLICACIÓN: 1999

“Las ventajas de ser invisible” nos plantea la historia de un adolescente que entrando a la preparatoria irá creciendo y descubriendo la vida en su dimensión más real, esto, en la medida en que su posición social lo permita. Sin embargo este chico, Charlie; ha pasado algunas situaciones que han hecho su existencia un tanto complicada, y que configuran en buena medida la base para su historia. Un amigo que se suicidó y la muerte y el abuso sexual por parte de un familiar de Charlie (quien no obstante, lo recuerda con cariño) harán que el hilo narrativo pueda desarrollarse en la cotidianidad del protagonista, quien conocerá y hará nuevos amigos, irá a fiestas, se enamorará entre tanto, en fin, experimentará esas sensaciones agridulces de un crecimiento inevitable.

Es una lectura muy sencilla, muy propia para adolescentes que quieran adentrarse en alguna historia entretenida o en quienes se busque la forma de “inculcar” el hábito de la lectura (repudio la frase “inculcar el hábito de la lectura”). Con un mecanismo de entradas de diario, Charlie, nos irá permitiendo descubrir el alcance de sus pensamientos. Incluso, existen en el libro algunos boquetes de profundidad, de, digámoslo así, cierta sapiencia.

 Algo que me parece digno de remarcar, es que aunque este libro esté pensado en cierto grado para adolescentes y que la forma de un diario sea un tanto simple, es que hay ciertas aristas que vale la pena mencionar y enriquecen más allá de una narración lineal. El primer ejemplo, es el booktrack, es decir, que en el libro figuran ciertos elementos musicales que pueden darle “profundidad” a la historia. De este modo, son mencionados exponentes del rock clásico como Procol Harum, The Beatles, Genesis, etc. Si bien no es un homenaje por si mismo a los géneros o intérpretes, si ofrece cierto refinamiento del cual uno decida o no escuchar las pistas propuestas. Lo segundo, dado que una de las facetas de Charlie es ser un lector voraz, es que se hace mención de novelas que son emblemáticas de cierta generación o sobre ciertos temas. Así, sabremos de “El extranjero“ (A.Camus), “El guardián entre el centeno” (J.D.Salinger), “En el camino” (J.Kerouak), “El almuerzo desnudo” (W.S.Burroughs), hasta el “Gran Gatsby” (F.S.Fitzgerald), y como no; algo de Shakespeare. En cierta medida, y pienso que podría aplicar para todos los lectores, pienso que esto  es la descripción de la relación inevitable que hay entre la madurez y las lecturas con las que uno se va topando o eligiendo. Incluso, las mencionadas obras de Salinger, Burroughs y Kerouac, -para quien las haya leído- son un Charlie implícito, aunque en la novela en sí, él jamás haga un comentario más allá de que disfrutó tal y cual libro.

“Las ventajas de ser invisible” es un libro bonito, en cierta forma atrevida, y muchos nos iremos reflejando-leyendo en las líneas y entre líneas. De qué, si no, se trata la vida sino de crecer, equivocarse, sobre la amistad, y todo eso a lo que uno a veces decide asomarse más: el sexo, el amor, la homosexualidad, las drogas, el alcohol, en fin; el hecho de vivir y ser partícipe de la existencia –o las existencias.


Dejo el siguiente extracto:


“(…) Y podríamos sentarnos y hacernos preguntas y sentirnos mal por los demás y culpar a un montón de gente por lo que hicieron o no hicieron o por lo que ignoraron. No sé. Supongo que siempre habría alguien a quien culpar. Quizá si mi abuelo no le hubiera pegado, mi madre no sería tan callada. Y quizá no se habría casado con mi padre porque él nunca levantaba la mano. Y quizá yo no habría nacido. Pero me alegro de haber nacido, así que no sé qué decir al respecto, sobre todo porque mi madre parece feliz con su vida. Y no sé qué más se puede pedir.
Es como que, si culpara a mi tía Helen, tendría que culpar a su padre por pegarle y al amigo de la familia que le hacía cosas cuando era pequeña. Y a la persona que le hacía cosas a él. Y Dios por no detener todo esto y cosas que son mucho peores. Y que no iba a ninguna parte. Porque no se trababa de eso.
No soy como soy por lo que haya soñado y recordado sobre mi tía Helen. Eso es lo que comprendí cuando las cosas se quedaron en silencio. Y creo que es muy importante saberlo. Hizo que todo se aclarara y encajara. No me malinterpretes. Sé que lo que pasó fue importante. Y necesitaba recordarlo. Pero es como cuando mi médico me contó la historia de dos hermanos cuyo padre era muy alcohólico. Un hermano se convirtió en un próspero carpintero que nunca bebía. EL otro hermano acabó siendo un borracho perdido como su padre. Cuando le preguntaron al primer hermano por qué él no bebía, dijo que después de ver lo que la bebida le había hecho a su padre, nunca había podido ni probarlo. Cuando le preguntaron al otro hermano, dijo que creía que había aprendido a beber en las rodillas de su padre. Así que supongo que somos quienes somos por un montón de razones. Y quizá nunca conozcamos la mayoría de ellas. Pero aunque no tengamos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemos elegir a dónde vamos desde ahí. Todavía podemos hacer cosas. Y podemos intentar sentirnos bien con ellas.
Creo que si alguna vez tengo hijos y están enojados, no les diré que la gente se muere de hambre en China ni nada parecido porque no cambiaría el hecho de que estén enojados. E incluso si otra persona la tiene mucho peor, eso realmente no cambia el hecho de que tú tienes lo que tienes. Bueno y malo. Como lo que mi hermana dijo cuando yo llevaba ya una temporada en el hospital. Dijo que estaba muy preocupada por ir a  la universidad, y en comparación con lo que yo estaba pasando, se sentía muy tonta. Pero no sé por qué se iba a sentir tonta. Yo también estaría preocupado. Y en serio, no creo que yo la tenga mejor ni peor que ella. No sé. Es diferente. Quizá sea bueno poner las cosas en perspectiva, pero a veces, creo que la única perspectiva es estar allí de verdad. Como dijo Sam. Porque está bien sentir cosas. Y ser tú mismo al respecto.
Cuando me dejaron salir ayer, mi madre me trajo de vuelta a casa en coche. Era mediodía, y me preguntó si tenía hambre. Y dije que sí. Entonces me preguntó qué quería, y le dije que ir a McDonald’s como solíamos hacer cuando era pequeño y me ponía enfermo y me quedaba en casa en vez de ir al colegio. Así que fuimos.  Y fue muy agradable estar con mi madre y comer papas fritas. Y más tarde, esa noche, estar con mi familia durante la cena y que las cosas fueran como habían sido siempre. Esa fue la parte más increíble. Que todo continuaba. No Hablábamos de nada serio ni ligero. Solo estábamos juntos. Y eso bastaba.
Bueno, hoy mi padre fue a trabajar. Y mi madre nos llevó a mi hermana y a mí a comprar cosas de último minuto para mi hermana por qué se va a la universidad dentro de poco. Cuando volvimos, llamé a la casa de Patrick porque había dicho que estaría de vuelta para entonces. Sam contestó al teléfono. Y fue muy agradable volver a oír su voz.
Más tarde, pasaron por la casa en la camioneta de Sam. Y fuimos al Big Boy igual que hacíamos siempre. Sam nos habló de su vida en la universidad, que parecía muy emocionante. Y yo le hablé de mi vida en el hospital, que no lo parecía. Y Patrick hizo bromas para que todo el mundo fuera sincero. Después de irnos, nos subimos en la camioneta de Sam, y como Sam me había prometido, nos dirigimos hacia el túnel.
Alrededor de un kilómetro antes de llegar al túnel, Sam detuvo el coche y yo me subí atrás. Patrick puso la radio muy fuerte para que yo pudiera oírla, y mientras nos acercábamos al túnel, escuché la música y pensé en todas las cosas que la gente me ha dicho durante el último año. Pensé en Bill diciéndome que yo era especial. Y en mi hermana diciéndome que me quería. Y mi madre, también. E incluso en mi padre y mi hermana cuando estaba en el hospital. Pensé en Patrick llamándome amigo suyo. Y pensé en Sam diciéndome que hiciera cosas. Para estar realmente allí. Y pensé sencillamente en lo quería que era tener amigos y familia.
Mientras entrábamos en el túnel no levanté los brazos como si volara. Solo dejé que le viento me corriera por la cara. Y empecé a llorar y a sonreír al mismo tiempo. Porque no podría evitar tanto amor como sentía por mi tía Helen por comprarme dos regalos. Y tanto deseo porque el regalo que le había comparado a mi madre por mi cumpleaños fuera muy especial. Y porque mis hermanos y Sam y Patrick y todos fueran muy felices.
Pero sobre todo, lloraba porque de repente fui consciente del hecho de que era yo el que estaba de pie en ese túnel con el viento corriendo por mi cara. Sin preocuparme de ver el centro de la ciudad. Sin ni siquiera pensar en ello. Porque estaba de pie en el túnel. Y estaba realmente allí. Y aquello era suficiente para hacerme sentir infinito(…)

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