TITULO: LAS VENTAJAS DE SER INVISIBLE
AUTOR: Stephen Chbosky (Estados Unidos)
NÚMERO DE PÁGINAS: 263
AÑO DE PUBLICACIÓN: 1999
“Las ventajas de ser invisible” nos plantea la historia de un adolescente que entrando a la preparatoria irá creciendo y descubriendo la vida en su dimensión más real, esto, en la medida en que su posición social lo permita. Sin embargo este chico, Charlie; ha pasado algunas situaciones que han hecho su existencia un tanto complicada, y que configuran en buena medida la base para su historia. Un amigo que se suicidó y la muerte y el abuso sexual por parte de un familiar de Charlie (quien no obstante, lo recuerda con cariño) harán que el hilo narrativo pueda desarrollarse en la cotidianidad del protagonista, quien conocerá y hará nuevos amigos, irá a fiestas, se enamorará entre tanto, en fin, experimentará esas sensaciones agridulces de un crecimiento inevitable.
Es una lectura muy sencilla, muy propia para
adolescentes que quieran adentrarse en alguna historia entretenida o en quienes
se busque la forma de “inculcar” el hábito de la lectura (repudio la frase
“inculcar el hábito de la lectura”). Con un mecanismo de entradas de diario, Charlie, nos irá permitiendo descubrir el alcance
de sus pensamientos. Incluso, existen en el libro algunos boquetes de
profundidad, de, digámoslo así, cierta sapiencia.
Algo que
me parece digno de remarcar, es que aunque este libro esté pensado en cierto
grado para adolescentes y que la forma de un diario sea un tanto simple,
es que hay ciertas aristas que vale la pena mencionar y enriquecen más allá de una narración lineal. El primer ejemplo, es el booktrack,
es decir, que en el libro figuran ciertos elementos musicales que pueden
darle “profundidad” a la historia. De este modo, son mencionados exponentes del rock
clásico como Procol Harum, The Beatles, Genesis, etc. Si bien no es un homenaje
por si mismo a los géneros o intérpretes, si ofrece cierto refinamiento del
cual uno decida o no escuchar las pistas propuestas. Lo segundo, dado que una
de las facetas de Charlie es ser un lector voraz, es que se hace mención de novelas
que son emblemáticas de cierta generación o sobre ciertos temas. Así, sabremos
de “El extranjero“ (A.Camus), “El guardián entre el centeno” (J.D.Salinger), “En
el camino” (J.Kerouak), “El almuerzo desnudo” (W.S.Burroughs), hasta el “Gran
Gatsby” (F.S.Fitzgerald), y como no; algo de Shakespeare. En cierta medida, y
pienso que podría aplicar para todos los lectores, pienso que esto es la descripción de la relación inevitable
que hay entre la madurez y las lecturas con las que uno se va topando o
eligiendo. Incluso, las mencionadas obras de Salinger, Burroughs y Kerouac,
-para quien las haya leído- son un Charlie implícito, aunque en la novela en sí, él jamás haga un comentario más allá de que disfrutó tal y cual
libro.
“Las ventajas de ser invisible” es un libro
bonito, en cierta forma atrevida, y muchos nos iremos reflejando-leyendo en las líneas y entre líneas. De qué, si no, se
trata la vida sino de crecer, equivocarse, sobre la amistad, y todo eso a lo que uno a veces
decide asomarse más: el sexo, el amor, la homosexualidad, las drogas, el
alcohol, en fin; el hecho de vivir y ser partícipe de la existencia –o las
existencias.
Dejo el siguiente extracto:
“(…)
Y podríamos sentarnos y hacernos preguntas y sentirnos mal por los demás y
culpar a un montón de gente por lo que hicieron o no hicieron o por lo que
ignoraron. No sé. Supongo que siempre habría alguien a quien culpar. Quizá si
mi abuelo no le hubiera pegado, mi madre no sería tan callada. Y quizá no se
habría casado con mi padre porque él nunca levantaba la mano. Y quizá yo no habría
nacido. Pero me alegro de haber nacido, así que no sé qué decir al respecto,
sobre todo porque mi madre parece feliz con su vida. Y no sé qué más se puede
pedir.
Es
como que, si culpara a mi tía Helen, tendría que culpar a su padre por pegarle
y al amigo de la familia que le hacía cosas cuando era pequeña. Y a la persona
que le hacía cosas a él. Y Dios por no detener todo esto y cosas que son mucho
peores. Y que no iba a ninguna parte. Porque no se trababa de eso.
No
soy como soy por lo que haya soñado y recordado sobre mi tía Helen. Eso es lo
que comprendí cuando las cosas se quedaron en silencio. Y creo que es muy
importante saberlo. Hizo que todo se aclarara y encajara. No me malinterpretes.
Sé que lo que pasó fue importante. Y necesitaba recordarlo. Pero es como cuando
mi médico me contó la historia de dos hermanos cuyo padre era muy alcohólico.
Un hermano se convirtió en un próspero carpintero que nunca bebía. EL otro
hermano acabó siendo un borracho perdido como su padre. Cuando le
preguntaron al primer hermano por qué él no bebía, dijo que después de ver lo
que la bebida le había hecho a su padre, nunca había podido ni probarlo. Cuando
le preguntaron al otro hermano, dijo que creía que había aprendido a beber en
las rodillas de su padre. Así que supongo que somos quienes somos por un montón
de razones. Y quizá nunca conozcamos la mayoría de ellas. Pero aunque no
tengamos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemos elegir a dónde
vamos desde ahí. Todavía podemos hacer cosas. Y podemos intentar sentirnos bien
con ellas.
Creo
que si alguna vez tengo hijos y están enojados, no les diré que la gente se
muere de hambre en China ni nada parecido porque no cambiaría el hecho de que
estén enojados. E incluso si otra persona la tiene mucho peor, eso realmente no
cambia el hecho de que tú tienes lo que tienes. Bueno y malo. Como lo que mi
hermana dijo cuando yo llevaba ya una temporada en el hospital. Dijo que estaba
muy preocupada por ir a la universidad,
y en comparación con lo que yo estaba pasando, se sentía muy tonta. Pero no sé por
qué se iba a sentir tonta. Yo también estaría preocupado. Y en serio, no creo
que yo la tenga mejor ni peor que ella. No sé. Es diferente. Quizá sea bueno
poner las cosas en perspectiva, pero a veces, creo que la única perspectiva es
estar allí de verdad. Como dijo Sam. Porque está bien sentir cosas. Y ser tú
mismo al respecto.
Cuando
me dejaron salir ayer, mi madre me trajo de vuelta a casa en coche. Era
mediodía, y me preguntó si tenía hambre. Y dije que sí. Entonces me preguntó
qué quería, y le dije que ir a McDonald’s como solíamos hacer cuando era
pequeño y me ponía enfermo y me quedaba en casa en vez de ir al colegio. Así
que fuimos. Y fue muy agradable estar
con mi madre y comer papas fritas. Y más tarde, esa noche, estar con mi familia
durante la cena y que las cosas fueran como habían sido siempre. Esa fue la
parte más increíble. Que todo continuaba. No Hablábamos de nada serio ni ligero.
Solo estábamos juntos. Y eso bastaba.
Bueno,
hoy mi padre fue a trabajar. Y mi madre nos llevó a mi hermana y a mí a comprar
cosas de último minuto para mi hermana por qué se va a la universidad dentro de
poco. Cuando volvimos, llamé a la casa de Patrick porque había dicho que
estaría de vuelta para entonces. Sam contestó al teléfono. Y fue muy agradable
volver a oír su voz.
Más
tarde, pasaron por la casa en la camioneta de Sam. Y fuimos al Big Boy igual
que hacíamos siempre. Sam nos habló de su vida en la universidad, que parecía
muy emocionante. Y yo le hablé de mi vida en el hospital, que no lo parecía. Y
Patrick hizo bromas para que todo el mundo fuera sincero. Después de irnos, nos
subimos en la camioneta de Sam, y como Sam me había prometido, nos dirigimos
hacia el túnel.
Alrededor
de un kilómetro antes de llegar al túnel, Sam detuvo el coche y yo me subí
atrás. Patrick puso la radio muy fuerte para que yo pudiera oírla, y mientras
nos acercábamos al túnel, escuché la música y pensé en todas las cosas que la
gente me ha dicho durante el último año. Pensé en Bill diciéndome que yo era
especial. Y en mi hermana diciéndome que me quería. Y mi madre, también. E
incluso en mi padre y mi hermana cuando estaba en el hospital. Pensé en Patrick
llamándome amigo suyo. Y pensé en Sam diciéndome que hiciera cosas. Para estar
realmente allí. Y pensé sencillamente en lo quería que era tener amigos y
familia.
Mientras
entrábamos en el túnel no levanté los brazos como si volara. Solo dejé que le
viento me corriera por la cara. Y empecé a llorar y a sonreír al mismo tiempo.
Porque no podría evitar tanto amor como sentía por mi tía Helen por comprarme
dos regalos. Y tanto deseo porque el regalo que le había comparado a mi madre
por mi cumpleaños fuera muy especial. Y porque mis hermanos y Sam y Patrick y
todos fueran muy felices.
Pero sobre todo, lloraba porque de repente fui
consciente del hecho de que era yo el que estaba de pie en ese túnel con el
viento corriendo por mi cara. Sin preocuparme de ver el centro de la ciudad.
Sin ni siquiera pensar en ello. Porque estaba de pie en el túnel. Y estaba
realmente allí. Y aquello era suficiente para hacerme sentir infinito(…)
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